Transición energética justa: ¿Por qué es importante para América Latina?

En este artículo te contamos por qué la transición energética justa es crucial para América Latina y cómo lograr una matriz energética equitativa y sostenible.

Ya sabemos que la transición energética es una respuesta necesaria e inminente al cambio climático y a la crisis energética que enfrenta nuestro planeta. Sin embargo, este proceso de cambio no puede hacerse a expensas de las comunidades de los países que lleven a cabo estos proyectos sustentables. De esto se trata la transición energética justa.

El concepto de transición energética consiste en intercambiar el uso de combustibles fósiles a fuentes de energía renovable para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y así, garantizar un futuro sostenible para las generaciones que vienen.  Cómo se realiza esta transición, si se tiene en cuenta las necesidades que de las comunidades que allí habitan, es lo que define si es justa o no.

Por su parte, América Latina es una región que debe prestar real atención a este concepto debido a sus estructuras socioeconómicas y su relación con las problemáticas ambientales. 

En esta nota te contamos qué es la transición energética justa, por qué es importante y cuáles son los pilares fundamentales. 

¿Qué es la Transición Energética Justa?

La transición energética justa es un enfoque que busca asegurar que la transición hacia un sistema energético sostenible se haga de manera equitativa y respetando los derechos de todos los actores involucrados.

La Organización Internacional del Trabajo define la transición justa como “un proceso de cambio hacia una economía y sociedad bajas en carbono, que se enfoca en garantizar que los beneficios y costos de esta transición sean distribuidos de manera justa y equitativa entre todos los miembros de la sociedad, incluyendo a los trabajadores y sus comunidades, y protegiendo así los derechos de todos y todas”.

De acuerdo con el Stockholm Environment Institute, este concepto cobra especial relevancia en regiones con realidades socioeconómicas vulnerables como América Latina, debido a la necesidad de trazar un plan energético que no deje de lado a las comunidades comunidades que allí habitan y que terminen vulnerar aún más sus derechos. 

La transición energética debe ser justa.

Crédito: Ulloa – Pixabay

¿Cuál es el origen de la transición energética justa?

Este concepto fue introducido en 1980 al mundo de las energías renovables de la mano de los sindicatos estadounidenses que perdían sus empleos por políticas de protección ambiental. Con el tiempo, lograron cierto posicionamiento de la idea, y hoy se convierte en un punto fundamental para regiones especialmente vulnerables ante los cambio económicos, como lo es Latinoamérica. 

Por ejemplo, el proyecto Transición Justa en América Latina sostiene que se requieren una serie de acciones coordinadas y enfocadas en garantizar la protección de los derechos de los trabajadores y comunidades afectadas. Esto incluye: 

  • Fomentar la reconversión de empleos para los trabajadores de los sectores más afectados por la transición.
  • Planificar la diversificación de la matriz energética para aumentar el uso de energías renovables.
  • Establecer medidas de compensación para aquellos afectados por la transición.
  • Proponer un diálogo transversal en toda la sociedad para abordar de manera integral los desafíos y oportunidades de la transición energética. 

En resumen, la transición energética justa se trata de proteger los derechos y garantías de todos los afectados por el proceso de cambio de viejas estructuras de producción energética hacia un sistema de energía más sostenible.

¿Por qué es importante una transición energética justa en América Latina?

Aunque la transición energética es urgente, no puede realizarse de cualquier manera. En otras palabras, el cambio hacia un sistema de energía más sostenible no puede hacerse a expensas de las comunidades y trabajadores que dependen de la industria de los combustibles fósiles. 

En el caso de Latinoamérica, los conflictos ambientales son causas importantes de la violencia social. Si no se implementa adecuadamente, la transición energética puede tener efectos negativos en estas comunidades y en los trabajadores, incrementando las desigualdades sociales y económicas preexistentes en estas regiones. 

Por ejemplo, una transición acelerada hacia la energía renovable puede hacer que las empresas de combustibles fósiles cierren, lo que puede resultar en una pérdida de empleos, tal como ocurrió en el cese de actividades de la fundición Ventanas en Chile

En contra parte, un proceso que contemple la transición energética provocará efectos positivos en las comunidades. La inversión en energías renovables puede generar nuevos empleos y oportunidades en las comunidades afectadas por la transición, lo que puede ayudar a reducir las desigualdades sociales y económicas al mismo tiempo que velar por una producción sostenible de la energía.

transición energética justa para todos.

Créditos: Lucas Biery – Pixabay

¿Cómo se logra una Transición Energética Justa?

Para lograr una transición energética justa, es necesario trabajar estos proyectos en colaboración con todos los actores involucrados en los procesos de producción energética. Esto incluye a los trabajadores, empleadores, sindicatos, comunidades locales, gobiernos, empresas y organizaciones de la sociedad civil. 

Según AIDA, la transición energética justa se enfoca en varios aspectos clave:

  • Es importante maximizar los beneficios sociales y económicos para las comunidades locales, así como también llevar a cabo proyectos de democratización de la energía mediante la participación de diversos actores, especialmente sectores excluidos. 
  • Se debe garantizar que los derechos laborales y las condiciones de trabajo sean respetados y mejorados en el proceso de transición, por ejemplo, la iniciativa de erradicar las zonas de sacrificio.  
  • Tercero, se debe proteger a los trabajadores y comunidades que puedan ser afectados negativamente por el cambio de modelo energético. En este punto, se deben tener en cuenta las regiones en donde se producirá la energía limpia.

De esta manera, la transición energética justa se vuelve un proceso necesario y urgente que busca garantizar el respeto hacia todos los actores involucrados en los proyectos de transición a un sistema energético sostenible en Latinoamérica.