Transición energética en Colombia: ¿Qué dice la ley y cuál es la situación actual?

Conoce cómo es el proceso de transición energética en Colombia a partir de la sanción de la Ley 2099/21 y qué oportunidades y desafíos presenta a futuro.

La transición energética en Colombia es un proceso desafiante. Al igual que como sucede en muchos países de América Latina y el Caribe, diversificar las maneras de producir y consumir energía en base a fuentes renovables para mitigar los efectos del cambio climático no es una tarea simple.  

Pero lo cierto es que los proyectos de transición energética son una oportunidad única para la región latinoamericana por la abundancia en recursos naturales renovables en el territorio. De hecho, Colombia es el sexto país del mundo con el mayor recurso hídrico renovable. Además presenta un 60% de nivel de radiación solar más alto que el promedio mundial. 

En el año 2021, Colombia sancionó la Ley 2099/21 con el objetivo de promover la utilización de fuentes no convencionales de energía y de incentivar la eficientización de los recursos energéticos de este país. ¿Pero qué significa exactamente esta ley y en qué etapa se encuentra la transición energética de este país?

¿Qué propone la Ley 2099/21?

Según la norma oficial, “la presente ley tiene por objeto modernizar la legislación vigente y dictar otras disposiciones para la transición energética, la dinamización del mercado energético a través de la utilización, desarrollo y promoción de fuentes no convencionales de energía, la reactivación económica del país y, en general dictar normas para el fortalecimiento de los servicios públicos de energía eléctrica y gas combustible.”

El proyecto nacional colombiano de transición energética se sostiene en base a tres pilares fundamentales:

Por otra parte, esta ley de transición energética hace hincapié en aspectos como:

  • La exploración y la investigación de recursos naturales para la energía geotérmica.
  • La creación de subsidios a las Zonas No Interconectadas que hayan migrado al Sistema Interconectado Nacional.
  • Un programa de regulación y fomento de proyectos del sector energético.
  • Implementó un régimen moderno para los subsidios de energía eléctrica basado en la información socioeconómica de los usuarios. 
  • Incentivos para las empresas prestadoras de transporte público de pasajeros que opten por la movilidad eléctrica y no en base a combustibles fósiles. 
  • Aconsejó al Gobierno Nacional sobre programas de masificación del uso de vehículos de bajas y cero emisiones, así como de producciones empresariales limpias. 
La importancia de la transición energética en Colombia.

Créditos: Fernanda Fierro – Unsplash

¿Cómo se compone la matriz energética en Colombia?

La matriz energética de un país se calcula en base a la satisfacción de la demanda de electricidad, transporte y calefacción. Según el Global Energy Monitor, a partir de 2020, los componentes clave de la matriz energética de Colombia fueron el petróleo (38 %), el gas natural (25 %), el carbón (13 %) y la energía hidroeléctrica (12 %).  

Si bien en la actualidad la energía renovable con más presencia es la hidroeléctrica, Colombia busca desarrollar una estrategia robusta de energía eólica hacia el futuro. Concretamente, el objetivo es transformar el 2% de uso de energías renovables a un 20% al año 2030. 

Sin embargo, Colombia también es un actor central en el mapa de los combustibles fósiles ya que es el noveno productor mundial de carbón térmico. Tiene las segundas reservas de carbón más grandes de América del Sur. En esta línea, el transporte es uno de los sectores que más utiliza este tipo de energía no renovable. 

Aunque el carbón no abastezca en gran medida sus necesidades eléctricas, Colombia es un exportador y productor de carbón importante. Este combustible fósil representa el 13,7 % de las exportaciones y el 83,8 % de las regalías mineras.

Por otra parte, Colombia es el 19º productor mundial de petróleo y un gran agente exportador. En 2022, el petróleo representó el 40% de las exportaciones totales de Colombia, lo que aumentó proyectos de exploración y extracción de crudo.

¿Cuál es la situación de Colombia respecto a la transición energética?

Como meta final, Colombia prevé alcanzar la neutralidad en emisiones para el 2050. Busca convertir su Contribución Determinada a Nivel Nacional (CDN) en uno de los más ambiciosos en América Latina y el Caribe. 

En esta línea, el camino de una transición energética contempla más allá de la producción de energía y una mayor presencia de las energías limpias. Si bien el objetivo central es disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero al mínimo gracias al uso de energías no convencionales, también deben tenerse en cuenta el resto de las acciones contaminantes. 

En el caso de Colombia, el sector energético genera alrededor del 30% de las emisiones del país. Los efectos de la deforestación, -con el objetivo de convertir bosques en territorios aptos para la industria agrícola-, son los mayores emisores de gases de efecto invernadero (GEI) en Colombia, representando un 58%.

Es decir que para alcanzar la meta de reducción de GEI propuesta al 2023, el país no sólo deberá promover políticas para la eliminación del carbón y la prohibición de la fracturación hidráulica, sino también para prevenir la deforestación. 

De acuerdo con Somos Iberoamérica, Colombia se encuentra entre los 5 países más adelantados en este proceso de transición energética de Latinoamérica junto a Uruguay, Costa Rica, Brasil y Chile. De hecho, este país se posiciona en el tercer lugar gracias a su 65,93 de Energy Transition Index (ETI).

Un aspecto a destacar es que en el centro de la política energética de Colombia se mantiene el concepto de Transición Energética Justa. Este paradigma contempla no sólo las variables económicas de la producción y consumo de la energía, sino también los aspectos sociales y culturales. 

transición energética en Colombia

Créditos: Appolinary Kalashnikova – Unsplash

Acciones para la transición energética en Colombia

En este sentido, algunas de las acciones principales que el país llevó a cabo a partir de la implementación del la Ley 2099/21 de transición energética son:

  • Se trabajó directamente con los grupos étnicos de las regiones para planificar iniciativas apropiadas para cada comunidad, incluyendo sus necesidades, prácticas y tradiciones.
  • Fue implementado un proyecto de energía solar en el que se instalaron 336 sistemas fotovoltaicos en viviendas renovadas, y se proporcionó un sistema de 5 kWp en la estación de bomberos en la isla de Providencia.
  • Se sustituyeron más de 10.562 bombillas de alto consumo energético por tecnología LED para los estratos 1, 2 y 3 del municipio de Quibdó, Chocó.
  • En el municipio de Quibdó, Chocó, se llevó a cabo un proyecto de eficiencia energética, reemplazando más de 10.562 bombillas de alto consumo por bombillas LED en los estratos socioeconómicos 1, 2 y 3.
  • Se autorizaron 60.000 millones de pesos para implementar Soluciones Energéticas Integrales con el fin de mejorar la calidad de vida en las comunidades más afectadas por la violencia y la pobreza en el país. El objetivo es que se reduzcan más de 2.000 toneladas de emisiones de CO2 a partir del año 2025.
  • Se inició la estructuración de proyectos de Comunidades Energéticas en la Región Caribe y en el Valle del Cauca.
  • La Comisión Interparlamentaria dio luz verde a un préstamo por 34,5 millones de dólares del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para financiar el Programa Caribe Energía Sostenible (PEECES), destinado a mejorar la eficiencia energética.
  • Se inició el proceso de establecimiento de un acuerdo de colaboración con ECOPETROL para llevar a cabo un proyecto piloto de movilidad sostenible, fabricando el primer autobús de hidrógeno en Latinoamérica y dando un paso adelante en Colombia en este ámbito.

Hacia una nueva matriz energética

Una Ley de transición energética funciona como paso fundamental para cualquier nación que plantee dentro de sus objetivos a mediano y largo plazo la emisiones de carbono cero

Esta normativa contempla acciones concretas de mitigación de efectos del cambio climático, inversión financiera en la industria y promueve proyectos de eficiencia energética con bases renovables. Pero sobre todo, compromete a gobiernos y actores sociales.