Resiliencia alimentaria: la historia de un proyecto educativo en las escuelas colombianas
Como Con Eco es un proyecto que tiene como objetivo concientizar sobre la resiliencia alimentaria en escuelas y universidades colombianas.
Como Con Eco es un proyecto que tiene como objetivo concientizar sobre la resiliencia alimentaria en escuelas y universidades colombianas.
Un niño dice que le encanta comer arroz. Otro dice que prefiere la pizza. Otro, que le gusta la verdura. Ninguno de ellos sabe (como ocurre con gran parte de la población) de dónde viene ese producto, cómo se hace y quién se encarga de esa tarea. El proyecto de Como Con Eco, una iniciativa que se lleva adelante en escuelas secundarias de Colombia, busca generar conocimiento acerca de la alimentación, que se entienda la cadena productiva y que los jóvenes conozcan el proceso desde su concepción hasta su llegada a la mesa así como el concepto de resiliencia alimentaria.
¿Alguna vez nos preguntamos si ocupamos un lugar más importante del que creemos en la cadena productiva? ¿Si nuestro papel como consumidores no es solo el de comer, y por el contrario podemos tener un rol mucho más activo? Estimular esas preguntas es uno de los ejes de este proyecto ejecutado por la empresa social 2811 y por la universidad EAN (pionera en términos de desarrollo sostenible), con el financiamiento de Fundación Botnar.
Como Con Eco tiene como objetivo también generar agentes de cambio. Es decir: personas que estén capacitadas para involucrarse en temas de acción climática, entendiendo cuál es su papel dentro del entorno, y así lograr sistemas alimentarios resilientes.
Ventajas de un sistema alimentario resiliente
Pero… ¿Qué es un sistema alimentario resiliente? Es un sistema que no solamente está preparado para situaciones adversas que son consecuencia del cambio climático, sino que también educa a las comunidades para que puedan tomar decisiones propias sobre su alimentación.
¿Cómo? Aprendiendo de dónde vienen los alimentos que consumen, qué pueden cultivar ellas mismas, cómo gestionar los residuos generados, e incluso si pueden tener injerencia en temas de gobernanza para la preparación de los alimentos locales. Está claro: un mejor sistema alimentario significa un sistema más sostenible y consciente con el planeta.
De la teoría a la acción
Con estas ideas como motivación principal, Como Con Eco desarrolló un programa de 3 años en distintas escuelas tanto público como privadas. La propuesta no es puramente teórica, sino que hace un fuerte hincapié en el involucramiento y compromiso de los estudiantes, de manera práctica y didáctica.
La ecuación que ejercitan con el proyecto es: “Te entrego el conocimiento, me das una solución sobre una problemática a resolver, y yo pongo esa solución en práctica a través de un laboratorio de alimentación”, cuenta Ximena Montoya, abogada y coordinadora de proyectos de la empresa social 2811. Veamos de qué se trata.
Primera etapa: entregar el conocimiento
En el primer año del proyecto, Como Con Eco puso en implementación la fase de entregar el conocimiento. Por un lado, prepararon un tool kit (una caja de herramientas) para retos urbanos y soluciones tecnológicas que permitieran hacer frente a desafíos en los colegios. No solo cuenta con material teórico, sino también con una serie de ejercicios y actividades de innovación social para los entornos educativos.
Además, realizaron un curso de formación en acción climática y resiliencia alimentaria para todo el público en general, del que participaron unas 1000 personas.
Segunda etapa: poner en práctica el conocimiento
Habiendo ya entregado el material, la siguiente fase fue la de poner en práctica el conocimiento. El objetivo final era elegir 10 escuelas en las que, en una tercera etapa, se realizarían laboratorios de alimentación.
Para eso se realizó una Climathon (propuesta tomada de Europa), espacio en el que se encontraron 378 estudiantes de 30 colegios distintos, y, a través de un ejercicio de innovación abierta, tuvieron que encontrar y proponer soluciones a distintos retos climáticos territoriales. La pregunta disparadora para el desafío fue: ¿Cómo hacer que los sistemas alimentarios en los entornos educativos sean resilientes?
Además de la Climathon, las escuelas interesadas tuvieron que cumplir una serie de requisitos a lo largo de 6 meses. Uno de ellos era, por ejemplo, que al menos cinco docentes de la institución hicieran el curso de la primera etapa de Como Con Eco.
Tercera etapa: laboratorios de alimentación
En el tercer año del proyecto, se eligieron 10 colegios para implementar los laboratorios de alimentación. Estos laboratorios se dividen en 3 componentes que ofrecen distintos planteos a los alumnos.
- Huerto móvil: A los estudiantes se les entregan diferentes semillas para realizar ellos mismos todo el proceso de producción de alimentos, que son el cultivo, la siembra y la recolección de la cosecha.
- Propuesta de acción climática: Con una calculadora ambiental, los estudiantes realizan una medición del gasto de agua, energía y gestión de residuos de la escuela. A partir de ese diagnóstico, hacen una propuesta de mejora. Cada colegio presenta una propuesta en función de su realidad.
- Formación: Los estudiantes se forman mediante cursos y talleres en temas de acción climática, nutrición, sistemas alimentarios y patrimonio natural gastronómico.
Ximena Montoya nota siempre mucha curiosidad en los alumnos. Es decir, inquietud por conocer más a fondo qué es lo que comen. “Les vienen ganas de hacer cosas diferentes”, señala la coordinadora, que recuerda un chico que decía que no le gustaba la remolacha, pero que con el tiempo su relación con el vegetal cambió a tal punto de que aprendió a medir la calidad del agua para saber cómo la remolacha tiene que tener un buen proceso de cultivo.
“O dicen que ya no dejan la comida sino que piden lo que van a comer. Eso es porque empezaron a adquirir unas ideas muy claras de que todo lo que no coman igual se está desperdiciando”, agrega Montoya.
La importancia de dotar de herramientas y educar a los jóvenes
Uno de los objetivos principales de Como Con Eco es generar agentes de cambio. O, dicho de otra manera, formar chicos que generar ideas nuevas de cambio. “Queremos brindarle la oportunidad a los jóvenes de que puedan cambiar sus realidades y la de futuros posibles. Futuros que sean amigables con el medioambiente, que tengan equidad social, que se preocupen por una economía sostenible”, explica la coordinadora.
“Es importante dotarlos de herramientas, conocimientos y capacidades, para que se vuelvan replicadores de oportunidades”, agrega.
Acercar a los chicos y las chicas esta mirada ecológica, significa capacitar personas que incluso en un futuro pueden ocupar espacios de gobernanza y toma de decisiones. De eso se trata este proyecto. Entregarles conocimiento. Y observar cómo ellos mismos, con interés genuino, pasan de la inquietud a la acción.
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