Coquimbo, la región de los relaves mineros en Chile

POR MICHAEL LIEBERHERR PACHECO. La calidad del agua y el aire son afectados por los depósitos de relaves mineros en Chile, impactando seriamente en la salud de la población.

El sistema económico extractivista que mantiene Chile, basado principalmente en la extracción de minerales por parte de transnacionales, genera una deuda social y ambiental de larga data: los depósitos de relaves mineros en Chile. El 51% se concentra en la región de Coquimbo, cerca de poblados, escuelas y ríos. Estos basureros mineros acarrean graves consecuencias para la salud humana, riesgos desconocidos por habitantes e ignorados por autoridades. Son zonas de sacrificio como consecuencia de la minería.  

Los trágicos efectos de los relaves (desechos) mineros en Chile no son nuevos. El 28 de marzo de 1965, un tranque de relaves ubicado cercano al poblado El Cobre no resistió un terremoto de magnitud 7,4 con epicentro en La Ligua. Se produjo un alud de desechos mineros que arrasaron con el poblado. Un sector con más de 200 habitantes desapareció por completo: se estima que hubo 10 sobrevivientes. La primera norma regulatoria de relaves se promulgó recién cinco años después.

Según el catastro de relaves mineros 2020, generado por el Servicio Nacional de Geología y Minería de Chile (Sernageomin) —entidad encargada de fiscalizar el diseño, la construcción, la operación y el cierre de los depósitos de relaves—, el país cuenta con 757 relaves mineros, de los cuales 173 están abandonados, 112 activos, cinco en construcción y 467 inactivos. 

Más del 51% de estos 757 relaves (389) están en la región de Coquimbo. Dentro de las provincias, también se distribuye desigualmente: mientras en la de Elqui hay 227 depósitos, en Choapa hay 91 y en Limarí, 71. A nivel nacional, las tres provincias de la región de Coquimbo están entre las 4 que más relaves tienen en Chile.

¿Qué son los relaves mineros en Chile?

Un depósito de relave es, básicamente, un gran depósito de desechos tóxicos. Las instalaciones pueden ser de diferentes tipos, según sus métodos de construcción: tranque de relave, embalse, filtrado, espesado, en pasta. Entre los componentes de estos desechos se encuentran mercurio, arsénico, plomo, sales de cianuro y otros elementos tóxicos propios del procesamiento minero. Todos ellos pueden tener graves influencias en el agua y en el aire.

Según César Pastén, presidente del actual Colegio Químico de Chile, el principal riesgo para las personas que habitan en lugares cercanos a relaves radica en la inhalación de material particulado fino. “El polvo es sílice, cristalina, causante de la enfermedad respiratoria llamada silicosis, que es el principal problema que afecta a las comunidades que están cerca de los depósitos de relaves. En Illapel, colindan con algunas casas, y ahí el problema es el estar respirando ese material particulado fino, que al ser desplazado por el viento o por cualquier condición ambiental se levanta y eso va dar a sus habitantes. Ese polvo es aspirado y ocasiona silicosis”, explica. “Mucha gente no lo dimensiona, porque los efectos de este tipo de contaminación no son efectos que se puedan evaluar en el corto o mediano plazo, generalmente son de largo plazo.”

Ilegalidades confirmadas

La construcción del tranque de relave El Mauro, de propiedad de minera Los Pelambres del grupo Luksic, se fraguó bajo diversas ilegalidades. Su presencia afecta gran parte del patrimonio histórico Diaguita que estaba ubicado donde hoy se encuentra el relave. Las diferentes denuncias de la comunidad concluyeron en múltiples infracciones confirmadas por la Superintendencia de Medio Ambiente, que sancionó a Pelambres en 2014 con más de 1.200 millones de pesos chilenos por incumplir “gravemente las medidas para eliminar o minimizar los efectos adversos de un proyecto o actividad, de acuerdo a lo previsto en la respectiva Resolución de Calificación Ambiental”. 

Cabe destacar que, hoy, el tranque de relave El Mauro se encuentra cerca del 40% de su volumen aprobado. Crecerá más del doble hasta que finalice la producción de Minera Los Pelambres, lo que, según la empresa, se proyecta para 2035.

Abandono legal, consecuencia fatal

Desde la perspectiva legal, hay dos hitos clave en la gestión y fiscalización de relaves en Chile. En agosto de 1970, se promulgó la primera norma que regula directamente los relaves, el Decreto 86, denominado “Reglamento de construcción y operación de tranques de relaves”.

Este decreto respondió a una perspectiva netamente ingenieril. El objetivo fue unificar visiones frente a la ocurrencia de nuevas tecnologías en la construcción y operación de tranques de relaves. Sin embargo, no consideró el proceso de cierre de un relave. 

En 2007, 37 años después de la primera norma, el Decreto Supremo 248 consideró y estableció por primera vez la forma legal y técnica de cerrarlos. El lento trabajo legislativo del Estado y la poca información de las consecuencias de los depósitos de relaves permitió que muchos de ellos fueran abandonados hasta antes de 2007 sin exigir responsabilidad alguna a los propietarios. Actualmente, en Chile hay más relaves inactivos (467) y abandonados (173) que activos (112).

Un futuro incierto para Coquimbo

Según la página web de Sernageomin, los depósitos de relaves abandonados configuran un mayor riesgo para la salud de las personas. “El cierre de un depósito detiene el flujo de pulpa de relave. Es decir, ya no hay un flujo de agua importante a través del depósito, de modo que no se retira el ácido generado (…).  De allí que sean más problemáticos los depósitos de relaves en desuso en comparación con aquellos en operación”, especifica. 

Que los relaves en desuso generen más contaminación sólo provoca más inquietud para los y las habitantes de la región de Coquimbo. De los 389 depósitos de relaves que hay en la región, 106 se encuentran abandonados, 244 inactivos y sólo 39 activos.

 

Este artículo es parte de COMUNIDAD PLANETA, un proyecto periodístico liderado por Periodistas por el Planeta (PxP) en América Latina. Si deseas conocer la historia, puedes hacer click aquí.