Un argentino crea leña ecológica a partir de residuos de fruta: de qué se trata

José Aramberri logró transformar el desecho frutal de la producción de sidra en la Patagonia Argentina en leña ecológica.

José Aramberri está contento. El clima lo acompaña. Hay sol, y eso es fundamental para su producción. Acaba de llegar de viaje, y ya se organizó para mañana mismo volver a su rutina en la chacra. Tiene trabajo que hacer, ya que para fin de año le gustaría alcanzar las 150 toneladas de troncos que calcula como número final para este 2023. José convierte fruta en leña ecológica.

Una de las preguntas frecuentes sobre las bondades que ofrecen los árboles está relacionada a su estructura más robusta: ¿Qué se obtiene del tronco? Madera o celulosa para papel son dos de las respuestas más populares. José, que tiene una debilidad especial por las cosas extravagantes, encontró una réplica nueva. Y, si le consultaran, respondería que el árbol tiene mucho más para dar de lo que suele creerse.

Manzanas, peras y troncos

El Alto Valle de Argentina es zona de manzanas y peras. Allí, la industria frutícola se desenvuelve como en ninguna otra parte del país, abasteciendo no solo al mercado interno, sino también externo y a las agroindustrias. Son unas 70 mil hectáreas repletas de árboles destinados a la producción de jugos y sidras.

Esa gran zona de la Patagonia está compuesta por dos provincias: Río Negro y Neuquén. En está última vive José, que desde hace ya más de una década tuvo una idea totalmente innovadora. Una idea que proponía transformar residuos de fábrica en leña ecológica.

Comenzó hace 12 años. Pero hoy, en un presente que mira de otra manera el vínculo sustentable con la naturaleza, su emprendimiento ha tomado una fuerza que no esperaba. “Acá en el país se está despertando ese interés por la ecología”, razona.

Distingue, particularmente, una franja etaria más atraída por esta perspectiva. Entre los 25 y los 50 años. Más allá de esa edad, considera, todavía hay un apego muy grande hacia la idiosincrasia de la leña y el carbón. La oferta de leña ecológica de José es disruptiva, y, aunque muchos no se le animen, también es igual de eficiente.

leña ecológica hecha de residuos frutales en la Patagonia

Créditos: gentileza José Aramberri

Biot Leña Orujo de Fruta, leña ecológica

Para entender lo que hace este veterinario argentino (“Vasco”, para los amigos) basta con saber el nombre de su emprendimiento. Biot Leña de Orujo de Fruta produce troncos ecológicos (bio troncos) como alternativa a la materia prima tradicional para encender el fuego. Y, asegura José, es un producto que puede competir perfectamente.

El Vasco se encarga de dejarlo claro: “No es leña ni es carbón. Es otra cosa”. Dice que Biot no puede compararse con una madera porque no es un biocombustible sólido. Pero, aun así, es una alternativa igual de eficiente y que, además, protege el medioambiente. “No fomenta la desertificación explica porque no hay que cortar el árbol. A mí el mismo árbol todos los años me está dando leña”.

Descarte de fábrica, materia prima de combustible

A lo que se refiere José es a que los troncos que él produce comienzan en los árboles de manzanas y peras que crecen en el Alto Valle. Las fábricas toman estas frutas para hacer jugos y sidras, y, una vez usadas, les queda un descarte conocido como orujo. Básicamente, el orujo es todo el residuo que sobra de la fruta ya prensada y exprimida. Se compone de pulpa, cáscara y semillas.

Ese deshecho, descubrió José, tiene un alto poder de combustión y, trabajado correctamente, puede convertirse en una materia prima para obtener fuego. El rendimiento está verificado y certificado. Lo confirmó cuando envió una muestra al INTI (Instituto Nacional de Tecnología Industrial) para comprobar sus capacidades.

En efecto, el organismo estatal le devolvió unos resultados alentadores tras analizarlo. El tronco de orujo de fruta seco tiene unas 4.254 kilocalorías. Casi como un quebracho, que tiene poco más de 5.000, o como un algarrobo.

Un argentino inventó una leña ecológica a partir de residuos de fruta

Créditos: José Aramberri

Cómo transformar el orujo en leña ecológica

Eso sí, el orujo debe estar seco. Así lo encontró el Vasco la primera vez que lo vio. Se cruzó con una montaña de la cual unos animales intentaban rascar algún pedazo. Él, que sabía que se trataba de orujo pero desconocía su potencial, se preguntó si no tendría algún otro uso.

Tras indagar, se enteró de que había gente que se servía de él para calefaccionarse y cocinar. Hizo cuentas. “Si esto lo queman es porque tiene energía. ¡Y si tiene energía, tiene valor!”, recuerda. Ese fue el puntapié inicial. Pero faltaba resolver un pendiente: la humedad.

Es que para trabajar las frutas, que son prensadas en tres instancias distintas, las fábricas usan mucha agua. Deben mantenerlas húmedas constantemente para después elaborar el jugo. Tal es así, que el 80% del orujo es agua. Entonces: ¿Cómo lograr eliminarla?

Secado natural

Le dio vueltas y más vueltas a la respuesta. Hasta que eureka: era tan sencillo como colocar el orujo al sol y que el propio clima se encargue de secarlo. A José le llega directo a su campo un camión con el descarte proveniente de las sidreras. Él se encarga de desparramarlo sobre el césped “porque llega como una sopa”. Y ahí, el paso siguiente lo estableció, una vez más, su propia iniciativa.

José inventó una máquina con la compacta el orujo y lo moldea en forma de panes. Una vez hecho eso, solo queda esperar. No hay que tocarlos porque pueden desarmarse. Pero dentro de una semana o diez días habrá que cambiarlos de posición, así completan su proceso de aireación.

Hasta que no tengan una humedad menor al 12%, no se puede utilizar. El tiempo de secado depende de la época del año. Puede demorarse unos 20 días en promedio. Y listo, bio troncos de orujo de fruta hechos. Resta mantenerlos en un lugar seco hasta su comercialización.

Así se secan los residuos frutales que se transformarán en leña ecológica

Créditos: gentileza José Aramberri

Orujo, fruta noble

José considera que son varias las ventajas de Biot. Además de las mencionadas, también tiene un rápido encendido y en 30 minutos se puede tener una brasa incandescente. En 10 minutos, se obtiene una llama intensa. Y el humo… bueno, prácticamente no echa humo.

Las bondades del orujo permiten fabricar una leña noble pero no solo eso. De hecho, uno de los principales clientes de Biot le compra el descarte (seco, siempre) para producir sahumerios.

La alimentación animal es otro rubro potencial. “Yo lo he usado”, confirma el Vasco. Y confiesa, como quien revela un secreto guardado de generación en generación: “También se pueden hacer espirales para mosquitos”.

Suena a confesión pero no lo es. A José Aramberri no le interesa quedarse ningún secreto. Sabe que la materia prima que le dan los árboles funciona para hacer troncos ecológicos y mucho más. Pero hace hasta donde le alcanzan las energías. Y eso, para el medioambiente, ya significa muchísimo.