Reciclaje organizado: la experiencia de un grupo de vecinos en Chile

Un grupo de Whatsapp de 73 vecinos en Chile se organizó y creó un sistema para el reciclaje de la basura urbana.

Es martes. Son las 9 de la mañana. A Mariana le llega un whatsapp a su celular: “Vamos saliendo”. El mensaje lo envía Cristian, que en breve pasará con el camión a retirar los residuos que ella y muchos otros vecinos dejaron listos y acumularon durante dos semanas para el reciclaje. Lo llevará a un lugar especial, distinto del vertedero usual, porque los vertederos que existen están completamente saturados.

Esta rutina matutina en Viña del Mar, en Chile, se repite cada 15 días. En realidad, no es solo matutina. Es un hábito de todos los días. Se podría decir que culmina los martes a las 9 de la mañana, pero una vez finalizada se reinicia automáticamente, de manera cíclica, hasta dentro de dos semanas, cuando el camión vuelva a pasar por más basura.

Mariana Ávila ya está acostumbrada y lo hace con gusto. Con compromiso. Sabe que el reciclaje de la basura es un buen antídoto para enfrentar la contaminación y, como ella dice, salvar como sea el entorno donde uno vive.

reciclaje organizado en Chile

Créditos: Mariana Ávila

Un chat de Whatsapp y 73 vecinos involucrados

Ese “como sea” esconde detrás el pragmatismo de quien usa las herramientas que tiene a mano para comenzar de alguna forma. De quien saber que hay que empezar a resolver, a accionar. Y que para ello encontró en la sencillez de un grupo de Whatsapp un aliado muy efectivo para el reciclaje de la basura que genera en su casa.

Cuando Héctor, presidente de la junta vecinal de su barrio, hizo la propuesta, Mariana no lo dudó. La invitación era para formar parte de un chat grupal que tenía el objetivo de crear, con todos los interesados, una red de reciclaje de basura. Todos los vecinos fueron invitados a participar. La iniciativa era impulsada por el municipio. Y Mariana fue de las primeras en decir que sí.

“En un principio éramos poquitos, unas 15 personas, pero poco a poco fue creciendo y se fueron sumando más”, cuenta la mujer. Efectivamente, la propuesta cautivó cada vez a más vecinos. Porque antes de iniciarse esta idea, ya había una necesidad concreta de hacer algo con la basura producida dentro del hogar.

Los números se corresponden: actualmente, en ese grupo de Whatsapp hay 73 integrantes que forman parte de un sistema para el reciclaje de la basura que funciona a la perfección. Todos saben lo que tienen que hacer con los deshechos reciclables, cómo separarlos, cuáles pueden separarse, cuáles no. Y, claro, cuándo pasa el camión para retirarlos.

Esquema práctico, funcional y efectivo

Cada 15 días, un recolector (es siempre el mismo, Cristian) pasa por la zona para levantar la basura. Él está en el chat y avisa con un mensaje cuando va llegando, pero igualmente todos tienen un calendario que les entregan a principios de mes para saber con exactitud cuáles son los martes en que el camión hace el recorrido.

Hay puntos específicos determinados previamente donde los vecinos deben ir a dejar los residuos. Son puntos accesibles, porque el objetivo es que resulte algo fácil y práctico de implementar. Simplemente los acomodan a las orillas de la calle y luego los levanta el camión.

Eso sí, deben estar separados correctamente. “No es que juntamos todo en una bolsa y listo”, aclara Mariana. Les pidieron expresamente que tengan todo agrupado según los tipos de basura. “En una bolsa todas las botellas plásticas, en otra los cartones, en otra las latas”, explica. De esta manera, para los recolectores es más fácil volcar todos los residuos en sacos que hay dispuestos en el camión.

reciclaje

Créditos: Jon Moore

El hábito del reciclaje

A Mariana le entusiasma este hábito y este sistema de recolección. Si bien no estaba acostumbrada a reciclar basura de su casa, siempre tuvo un interés particular por el cuidado de los residuos. En parte, debido a su actividad como profesora de Biología.

Así es que, a pesar de no tener una rutina, siempre trató de no desperdiciar aquello que se pudiera reutilizar. Como cada vez que iba a Valparaíso y veía las calles sucias con papales, y se tomaba el tiempo de caminar lo que hiciera falta para tirarlos al cesto. Eso mismo trataba de inculcarle a sus hijos. “Vamos a encontrar un basurero”, les decía cuando veía algo en el suelo que no debería estar allí.

Ese compromiso con la lucha contra la contaminación urbana es el que la impulsó, también, a incentivar a su hermana, que vive en la casa contigua a su hogar. “Vamos”, la motivó para que se sumara al reciclaje de la basura como otros tantos.

Pero sabe que su hermana no fue ni va a ser la única. “Tengo la tentación de decirle a algunos vecinos que veo que siempre sacan sus cartones pero no para el reciclaje. Querría avisarle que hay ciertos días que lo pueden hacer”, confiesa Mariana, que apela a la buena voluntad y predisposición. “Uno va viendo y va conversando”, dice.

Si algo tan simple como un grupo de Whatsapp le funcionó (y le funciona) tan bien, ¿por qué no invitar a otros? En su casa junta latas, botellas plásticas, cartones, papeles, aceite usado. Desde que comenzó a hacerlo, disminuyó la cantidad de residuos que acumula. Una tarea diaria, para la que a veces no hay tantas energías. Mariana, igualmente, se las arregla: “Me hago el ánimo nomás”.