COP28 en Dubái: por qué es importante para América Latina

La COP28 es la cumbre del cambio climático que organiza Naciones Unidas y tendrá lugar en Dubái del 30 de noviembre al 12 de diciembre de 2023.

COP es la abreviatura de “Conferencia de las Partes”. Es el órgano supremo de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC). Las COP se celebran anualmente y reúnen a representantes de prácticamente todos los países del mundo para discutir y negociar medidas para combatir el cambio climático. La COP28 tendrá lugar en Dubái del 30 de noviembre al 12 de diciembre de 2023.

En este artículo, desde la Asociación Civil Periodistas por el Planeta, nos cuentan lo más importante que hay que saber sobre esta nueva Cumbre del Clima.

¿Por qué es importante esta COP28? 

Porque estamos en un punto de no retorno. Tanto desde la ciencia como desde la salud lo advierten: mitigar y adaptarnos al cambio climático nunca ha sido más importante. La inacción ya nos está costando vidas y medios de subsistencia.

Esta COP28 inicia al cierre del año más caliente jamás registrado. Según Climate Central, Noviembre 2022-Octubre 2023 puede haber sido el período de 12 meses más caluroso en alrededor de 125.000 años, lo que implicó, por ejemplo, que 1 de cada 4 personas (unas 1900 millones en total) se enfrentó a olas de calor peligrosas, y que se registraron eventos meteorológicos extremos en todas las regiones del mundo.

La temperatura media global se ubicó unos 1,3°C por arriba de la era preindustrial. Es decir, estamos a 0,2°C de incumplir la meta más ambiciosa del Acuerdo de París (1,5°C), a la que todos los países reunidos en esta COP28 se comprometieron en 2015 en línea con las recomendaciones de la ciencia.

Aumento sin techo

El informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) sobre el estado del clima  anuncia un aumento de las temperaturas y condiciones meteorológicas extremas en todo el mundo. La OMM suele jugar limpio, pero el mensaje será claro: el límite de calentamiento de 1,5 ºC se está desvaneciendo, los costes de los impactos están aumentando, el Canal de Panamá está atascado y la escasez de alimentos y los golpes al comercio se están convirtiendo en la norma.

Cada fracción de grado cuenta. La temperatura va a seguir subiendo, proyecta Climate Central. Y los impactos serán cada vez más frecuentes e intensos. Bajo las políticas actuales, el calentamiento global de este siglo llevará a que el planeta sea más caluroso de lo que ha sido durante más de 3 millones de años. En otras palabras, no hay tiempo que perder: es imperativo que los líderes mundiales actúen ya para poner fin a las emisiones netas de gases de efecto invernadero (causantes del cambio climático). En ello, esta COP28 es muy importante.

COP28 en Dubái

Créditos: Naciones Unidas/Kiara Worth

¿Cómo vivimos el cambio climático en América Latina y el Caribe?      

Intensamente. En nuestra región, la tasa media de calentamiento por década se duplicó entre 1961-1990 y 1991-2021, con un 0,2°C por década; los glaciares de los Andes perdieron un 30% de su superficie desde 1980; y el nivel del mar sube a un ritmo más acelerado que a escala global.

Sólo en 2023:

  • En América del Sur, se dieron episodios de calor extremo que habrían sido extremadamente improbables sin el cambio climático, según el análisis del World Weather Attribution (WWA). Es más, el cambio climático hizo que las altas temperaturas en esta región fueran al menos 100 veces más probables y alrededor de 1,4-4,3°C más calientes. Con un calentamiento global de 2°C, las olas de calor serán aún más probables y frecuentes, y un 1,1-1,6°C más calientes en comparación con el clima actual.
  • Argentina sufrió una sequía extrema que condujo a una caída estimada del 3% de su PIB.
  • En la región del río Amazonas, el nivel de agua alcanzó su punto más bajo jamás registrado, afectando la distribución de agua y alimentos a medio millón de personas sólo en octubre.
  • En el Canal de Panamá, que opera un estimado del 5% del comercio mundial, la sequía de dos años interrumpió el paso durante meses.

Pero, y esto es bien importante, América Latina y el Caribe no sólo es una de las regiones más afectadas por los embates climáticos (la segunda después de Asia y el Pacífico), sino también una gran fuente de soluciones. Es mucho lo que se puede hacer, lo que ya se está haciendo, en nuestra región en esta línea. Un ejemplo: dados sus recursos renovables para la generación de energía con los que contamos, la región podría ser un líder global en las transiciones hacia sistemas más limpios y justos.}

América Latina, tierra de soluciones

Algunos datos de lo que ya está pasando en esta materia, según el análisis de Zero Carbon Analytics:

  • La inversión en energías renovables en América Latina viene aumentando exponencialmente, a una media de 10% por año en la última década. En 2022, esto supuso la generación de casi 100 GW de capacidad eólica y solar.
  • De acá a 2027, se espera que el mercado eólico y solar latinoamericano duplique sus niveles actuales.
  • En la región, hay unos 320 proyectos eólicos y solares en cartera, de los cuales unos 200 están en construcción o en fase previa. En conjunto, estos ascienden a 319 GW de nueva capacidad.

Otra buena noticia: los beneficios de encarar la transición energética no se circunscriben sólo a reducir las emisiones que producen el cambio climático, sino que se extienden a la economía en su conjunto.

Tomemos el ejemplo de Argentina. Según un estudio realizado por científicos de la Universidad Nacional del Centro (UNICEN), para alcanzar la neutralidad en emisiones a 2050 —meta a la que se comprometió—, el país debe electrificar su demanda de energía, para lo que requiere aumentar de forma exponencial su capacidad de generación renovable (a valores cercanos a los 240GW). 

Para lograrlo, no hace falta nuevo financiamiento. A 2050, con redireccionar los subsidios a los combustibles fósiles que el Estado paga sería suficiente, y sobraría: “El costo del escenario basado en electrificación de la demanda y en energías renovables para la oferta es un 21% menor que el costo del escenario tendencial (508.000 millones de dólares)”, concluyen Gabriel Blanco y Daniela Keesler, los autores del análisis. A ello se suma la creación de 120.000 más puestos de trabajo en un escenario de transición vs. el tendencial (es decir, seguir haciendo las cosas como hasta ahora).

COP28 en Dubái

Créditos: Naciones Unidas – Kiara Worth

¿Quién preside esta COP28?

Su nombre es Sultan Ahmed Al Jaber. Y no sólo es el Presidente de esta COP28, sino también el CEO Abu Dhabi National Oil Company (ADNOC) y quien preside la Abu Dhabi Future Energy Company, o Masdar. Se trata del primer ejecutivo petrolero en servicio en asumir el papel principal en una cumbre climática de Naciones Unidas.

Nacido en 1973, estudió en Estados Unidos y el Reino Unido, y ha sido una de las caras del sector energético de Emiratos Árabes Unidos durante la última década, estableciendo Masdar en 2006 mientras dirigía el brazo de inversión estratégica del gobierno.

Su nombramiento es más que simbólico, dado que Emiratos Árabes Unidos:

  • Cuenta con la cuarta huella de carbono per cápita más grande del mundo, después de Qatar, Bahrein y Kuwait.
  • Es el séptimo mayor productor de petróleo y otros líquidos, con ingresos por exportación que superan los 70.000 millones de dólares.
  • Posee enormes reservas probadas de gas y petróleo: 215.000 millones de pies cúbicos de gas y 98.000 millones de barriles de petróleo.
  • Proyecta, a 2050, una combinación de energía con 44% de renovables, 38% de gas, 12% de “carbón limpio” y 6% de nuclear, según el plan energético del gobierno.

¿Quiénes estarán en esta COP28?

Representantes de casi 200 países, incluyendo negociadores, funcionarios, empresarios, activistas y periodistas. Y también lobbistas de los combustibles fósiles. En la cumbre del clima anterior —la COP27, en noviembre de 2022, en Egipto—, se identificó la inscripción de 636 personas vinculadas a las compañías de petróleo, gas y carbón. Para esta COP28, se espera que ese número escale significativamente.

Casi 100.000 delegados se han inscrito en la cumbre: cuatro veces más que la COP26 de 2021 en Glasgow. El recinto de la Expo de Dubai es lujoso y vasto. También lo es el reto que aguarda a su jefe, el sultán Al-Jaber. ¿Podrá (o querrá) arrastrar a casi 200 países a respaldar un Acuerdo de Dubai para reducir radicalmente el uso de combustibles fósiles en las décadas de 2020 y 2030?

Durante los primeros días, muchos líderes mundiales dirán presente, entre ellos el brasileño Lula Da Silva y el colombiano Gustavo Petro. Joe Biden y Xi Jinping, mandatarios de Estados Unidos y China —los dos principales contribuyentes actuales al cambio climático—, se incluyen en la lista de los grandes ausentes.   

COP28 en Dubái

Créditos: Naciones Unidas/ Kiara Worth

Las palabras del Papa Francisco

Lo que iba a ser una novedad este año, la asistencia del Papa Francisco se frustró debido a que el Sumo Pontífice no tiene permiso médico para realizar el viaje. Recordemos que, en octubre pasado, Francisco publicó Laudate Deum, una nueva exhortación apostólica en la que insta a los gobiernos a actuar con rapidez ante la crisis climática.

“Evitar un aumento de una décima de grado en la temperatura global bastaría ya para aliviar algunos sufrimientos de muchas personas”, escribió, al tiempo que criticó las últimas dos COPs por no haber conseguido reducir el uso de los combustibles fósiles y pidió a los negociadores de la COP28 que fueran más allá de las promesas vagas promulgando políticas vinculantes y específicas. Su reclamo: “Formas vinculantes de transición energética que cumplan tres condiciones: que sean eficientes, obligatorias y fácilmente supervisables”. 

Las cinco áreas clave

Evaluar el éxito en las próximas 2 semanas será difícil, dada la ventisca de promesas y compromisos por aterrizar. Cinco áreas siguen siendo clave:

  1. Acuerdo para la eliminación progresiva de los combustibles fósiles con objetivos claros hasta la década de 2030.
  2. Un nuevo conjunto de objetivos de energía limpia y eficiencia para 2030.
  3. Compromiso para alcanzar un nuevo objetivo de financiación de más de 100.000 millones de dólares anuales para 2030.
  4. Un acuerdo para elaborar planes climáticos nacionales más estrictos en 2025 que cubran todos los sectores y todas las emisiones.
  5. La firma del fondo de pérdidas y daños y su dotación con cientos de millones de dólares.