Una empresa social que educa para eliminar el uso del plástico descartable
Unplastify es una empresa que busca minimizar el uso de plástico en el mundo trabajando con escuelas, empresas y gobiernos.
Unplastify es una empresa que busca minimizar el uso de plástico en el mundo trabajando con escuelas, empresas y gobiernos.
Un joven de Argentina escucha atentamente a otro joven de Turquía. Están reunidos e intercambian ideas y proyectos. Una vez terminado el encuentro, el argentino queda sorprendido: el turco contó realidades muy similares a las suyas, y, a pesar de estar muy lejos geográficamente y en contextos diferentes, las soluciones que dio podrían aplicarse perfectamente al contexto de su país. Hablaban sobre el plástico.
Ambos buscan alternativas para hacerle frente, a escala local, a una problemática que es mundial: la cantidad de plástico que transforma en residuo. Según Our World in Data, la producción de plástico anual se aproxima a 450 millones de toneladas en todo el mundo y se estima que aproximadamente 1.7 millones de toneladas terminan en los océanos.
Ambos jóvenes participan del Desafío Escuelas, un programa educativo que lleva adelante la empresa social Unplastify y que invita a jóvenes de 15 y 16 años a involucrarse activamente en el reto de la “desplastificación”.
Una misión pedagógica y social
Unplastify es una Empresa B que tiene como misión minimizar el uso de plásticos descartables en el mundo creada por las emprendedoras sociales argentina Agustina Besada y Rocío González. Sus integrantes no trabajan en el reciclaje propiamente, ya que sostienen como un mantra que el problema no es el material, sino su uso. Que, para eliminarlo, hay que dejar de usarlo. Y que para eso la clave está en la prevención.
El corazón de la empresa está puesto en el contenido pedagógico, y por eso llevan adelante este proyecto con jóvenes de todas partes del mundo, invitándolos a ser parte de la respuesta. A convertirse en agentes de cambio que encuentren soluciones concretas.
Aun así, más allá del campo educativo, la organización aborda otras dos líneas de trabajo sobre las que, entiende, puede conseguir un cambio integral y sistémico que implique a toda la sociedad. Es por eso que también brindan servicios en el ámbito empresarial y además articulan en el diseño de políticas públicas.
Desafío Escuelas: educar para no usar más plástico
Actualmente, Desafío Escuelas transita su edición 9, enfocada en países de Latinoamérica y que logró una convocatoria de 80 escuelas registradas de 10 países diferentes: Uruguay, Argentina, Chile, Perú, Colombia, entre otros.
Cada año se realizan dos ediciones. Una en español, con alcance principalmente regional, y otra en inglés, abierta también a países del hemisferio norte, Europa, África.
A través de un marco pedagógico enfocado en el aprendizaje basado en proyectos, Unplastify propone a los alumnos elegir un plástico de un solo uso de una comunidad con la que van a trabajar, y a partir de eso diseñar una estrategia para eliminar el uso de ese plástico detectado en esa comunidad.
Aprendizaje basado en proyectos
Los estudiantes se organizan en equipos de 4 personas y un mentor (que es el profesor, una figura muy importante ya que es la que permite a Unplastify llegar a las aulas) y van avanzando con el proyecto a través de consignas y tareas. El objetivo es que, para el final del desafío, hayan podido acercarse a la meta que se pusieron en primera instancia.
El desafío, que dura aproximadamente 3 meses, se va puntuando. Todas las semanas, los grupos deben hacer una entrega y reciben una calificación. En base a esas entregas y el puntaje obtenido, quedará solo un puñado de equipos finalistas, que luego participarán de la gran final.
En esa instancia, y jurado mediante, se elegirá un único ganador en un evento presencial, que tiene como objetivo que las escuelas se crucen, conozcan otros proyectos, se establezcan posibles redes colaborativas. Además, tanto el ganador como los finalistas tendrán la posibilidad de participar de un programa de jóvenes líderes.
“Creemos que la educación es una de las herramientas más fuertes, no solo para generar cambios sino también para capacitarlos y que en un futuro se conviertan en agentes de cambio. Que entiendan que los jóvenes de hoy en día son el futuro”, explica Matías Paladino, coordinador del Desafío para Escuelas.
En esa línea, Delfina Tertzakian, coordinadora del equipo educativo, apunta que el Desafío está basado en tres pilares, y dos de ellos están vinculados a lo que señala Matías. “El pilar Agentes de cambio está muy relacionado con el pilar Aprendizaje basado en proyectos, porque justamente lo que buscamos es responsabilizar a los jóvenes para que se hagan protagonistas. No que repitan un discurso, sino que lo pongan en acción. Les otorgamos competencias de comunicación, liderazgo y colaboración para generar un cambio real”, dice.
App propia y horas de consulta, dos espacios fundamentales
Los estudiantes también cuentan con una App, exclusiva de Unplastify, que permite ir generando interacciones y sinergias entre todas las escuelas. Funciona como una red social, en la que existe un “muro” (como un muro de Facebook) donde desde la coordinación del Desafío van publicando consignas semanales, recordatorios, proyectos de ediciones anteriores.
Cada equipo tiene su propio perfil y puede compartir novedades, comentar sobre los proyectos de otros equipos, observar el progreso de cada uno, chequear los puntajes.
Además, los participantes tienen a disposición algunas horas de consulta, un espacio virtual muy importante porque, más allá de poder despejar dudas, permite que los equipos se conozcan entre sí, se vean las caras, sepan de las experiencias que están haciendo cada uno de ellos.
Jóvenes comprometidos por un mundo sin plástico
A medida que pasan las semanas, los alumnos se van entusiasmando con el Desafío Escuelas. Los proyectos que diseñan lo demuestran. Matías todavía se sorprende cuando recuerda el equipo que ideó una estrategia para desplastificar cumpleaños infantiles.
Es que las propuestas de los estudiantes para erradicar el plástico de su comunidad no redundan en botellas de plástico, sino que su compromiso con la causa y sus ganas de trabajar derivan en un abanico de proyectos muy variados. Eliminar macetas de plástico, insumos médicos descartables, hacer algo con los uniformes escolares.
Para Delfina, eso ocurre porque existe un interés real en tener un impacto positivo. “Ellos mismos entienden que el mundo está yendo hacia ahí. No solo desde un lado ideológico y de motivación personal de cuidar al planeta, sino que entienden que hay una perspectiva empresarial que va cambiando, que quiere saber cómo se abordan los productos, su packaging… Empiezan a enfocarlo desde diferentes aristas”, dice.
“Es increíble ver cómo a los 16 años ya te explican determinadas cosas. Es una mente bastante abarcativa”, agrega.
Matías percibe jóvenes con ganas de hacer. “Entienden que el cambio es urgente, que el cambio climático está sucediendo, que el plástico es un problema, que ya no podemos seguir esperando para entender qué es lo que está sucediendo”, sostiene, y hace hincapié sobre dónde está la clave: “No quieren seguir solo informándose, quieren ser portavoces del problema”.
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