Un emprendimiento colombiano crea muebles a partir de plástico reciclado

El catálogo de Metamórfica Lab, disponible y abierto para todo público, comprende una diversa gama de colores vivos. Cada uno tiene su nombre propio: mandarina, sol, océano, mármol, coral, morazul, confetti o dark confetti. Esa es una de las ventajas de los coloridos envases de plástico reciclado que utilizan para fabricar sus productos. Pueden jugar con las tonalidades. Y hacer del reciclaje algo divertido.

Cuando María Alejandra Rodríguez y María Paula Triana decidieron comenzar con este proyecto en Colombia, ambas llevaban un tiempo familiarizadas con el plástico. Diseñadoras industriales las dos, percibían la necesidad concreta de hacer frente a una de las grandes problemáticas medioambientales que existen en la actualidad con los residuos que generan los plásticos y las posibilidades que presenta el plástico reciclado.

El plástico, una urgencia a escala mundial

Efectivamente, la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), detalla que la producción de residuos plásticos es de 350 millones de toneladas por año. El doble que hace unas décadas atrás. Por ello, la ONU busca aprobar un Tratado Mundial de Plásticos para abordar no solo la reducción de la producción y el consumo de plásticos de un solo uso, sino también fomentar un tratamiento del plástico más sostenible y responsable a nivel mundial. 

Greenpeace también aporta números contundentes a nivel local. En Colombia se consumen 1 millón 250 mil toneladas por año, el 74% de los envases termina en rellenos sanitarios, y cada colombiano desecha 24 kilos de plástico anualmente.

Plástico reciclado como objeto de diseño

Teniendo en cuenta estas cifras, el aporte que realiza Metamórfica Lab, es una solución muy creativa. No solo por el hecho de que fabrican muebles con envases de productos de aseo y cuidado personal (HDPE), como shampoo, detergente, suavizantes o cremas. También porque el diseño particular de sus creaciones es parte de la impronta que lo distingue.

Esa impronta tiene un nombre: reciclaje creativo. “Lo llamamos así porque no es simplemente utilizar plástico reciclado y hacer productos, sino crear objetos de diseño con los que nos podamos sentir identificados y tener en nuestras casas. Innovamos con formas y objetos”, cuenta María Alejandra.

Detrás del variopinto catálogo se esconde una idea más completa. “Lo que queremos mostrar es que el reciclaje no tiene por qué tener un color feo, sino que puede tener un acabado bonito”, agrega. Las botellas de HDPE, en ese sentido, son ideales.

Créditos: Metamórfica Lab

Tipo de envases que utilizan

Metamórfica aprovecha los colores en que viene cada envase para no usar ningún colorante artificial o aditivo. Una vez que llegan al taller, las clasifican según su tonalidad y así conforman su inventario.

El hecho de que sean botellas de aseo no está librado al azar. Estos recipientes son de polietileno de alta densidad (en Colombia también pueden encontrarse en yogures o leches), cuyas propiedades físicas lo vuelven muy útil para fabricar mobiliario.

Antes de inclinarse por este tipo de plástico ya habían probado con el reciclaje del polipropileno, que se puede encontrar normalmente en las tapas de gaseosas, pero dejaba muchas burbujas y eso lo volvía un material inestable.

Los productos que fabrican con plástico reciclado

Para 2024, planifican continuar con su línea de mobiliario de plástico reciclado. Su catálogo incluye mesas, porta computadoras, posavasos, entre otros productos.

Cada uno de ellos explica cuántos envases utilizan para realizarlos. De esa manera, el comprador puede ver que para hacer la “Mesa Granito”, por ejemplo, se reciclaron 60 botellas de 1 litro. La “Mesa Jaspe”, por su parte, precisó de 26 botellas. La cuenta arroja que, desde que comenzaron con el proyecto, han reciclado 1500 kilos de plástico en total.

En Metamórfica también trabajan en función de lo que les solicitan, como muebles decorativos o letreros para comercios. Y aquí vale la aclaración: fabrican siempre a demanda. Es decir, solo bajo pedido. Es una de sus acciones para reducir su huella ambiental. “Tampoco tiene sentido producir desmedidamente”, argumenta María Alejandra.

Las empresas les suelen pedir souvenirs para regalar a sus empleados, o detalles que sirven para la comunicación interna de la organización y que tienen como objetivo promover acciones sostenibles.

Sin embargo, hasta el momento el proyecto más grande en el que se embarcaron fue la producción de pupitres para distintas escuelas del país. La iniciativa les llegó de una empresa que hizo un acuerdo con Amazonik, uno de los aliados que tiene Metamórfica Lab, para donar plástico usado y que con eso se realizaran los bancos escolares.

Créditos: Metamórfica Lab

Un cambio cultural

“Hablamos mucho de que el granito de arena a nivel individual es súper importante, pero los que tienen que hacer el paso más grande son quienes producen a escala industrial, porque son los que generan muchos más residuos y una huella ecológica mucho más fuerte”, dice María Alejandra.

El comentario de la diseñadora hace referencia al trabajo que van tejiendo con las empresas, pero también a una idea más profunda sobre la necesidad de un cambio con respecto al uso del plástico. “Cuando hacemos jornadas de concientización decimos que lo más importante no es reciclar, sino saber cómo ser un consumidor responsable y crítico”, sostiene.

Bajo esa mirada es que llevan adelante espacios de formación en fundaciones y colegios. Involucradas con la perspectiva social, organizan talleres, han participado de jornadas de limpieza de playa y otras actividades.

“Creemos y confiamos con todo el corazón que en algún punto se deje de usar el plástico de manera tan desmedida, y nos toque migrar a nuevos materiales”, aseguran.