Sobrepesca en América Latina: qué es y cuáles son las consecuencias

La sobrepesca amenaza los océanos de América Latina al reducir poblaciones de peces clave y afectar a comunidades costeras. Descubre sus causas, consecuencias.

La sobrepesca ocurre cuando se extraen peces del mar a un ritmo que supera el de su reproducción natural, poniendo en peligro las poblaciones y, por ende, la salud de los ecosistemas marinos. Se trata de una amenaza global, pero América Latina enfrenta situaciones particularmente preocupantes. La región depende del mar para alimentar a millones y sostener economías locales, por lo que entender la sobrepesca y sus efectos es crucial.

Dimensión global, impacto local

Según el informe más reciente de la FAO, el 35,5 % de las poblaciones marinas a nivel mundial están sobreexplotadas —una cifra que ha aumentado desde el 27 % en 2011, implicando un incremento de alrededor del 1 % anual. En América Latina, la situación de la sobrepesca en zonas como la costa oeste de Sudamérica llega al 53,6 %, un nivel que exige una acción urgente.

¿Por qué es grave en América Latina?

La región concentra zonas pesqueras muy productivas y diversas. El Corredor Marino de la Corriente de Humboldt, que abarca Perú, Chile y Ecuador, aporta cerca del 20 % de la pesca mundial capturada de forma natural, incluyendo especies clave como anchoveta, calamar, jurel, merluza y atún. Sin embargo, la falta de gestión adecuada, pesca ilegal e insuficiencia de datos siguen deteriorando recursos que, si se gestionan mal, no se recuperan fácilmente.

Un ejemplo histórico ilustrativo es la crisis de la anchoveta peruana de 1972, causada por la combinación de El Niño y la sobrepesca. A pesar de existencias abundantes, la falta de control en las cuotas y la presión excesiva colapsaron las poblaciones, generando un impacto económico y social grave.

Justicia social y pérdida económica

La sobrepesca no es solo un problema ecológico, también tiene un fuerte efecto en la vida de las personas. Industrias de pesca ilegal, a menudo operadas por flotas extranjeras, capturan especies cerca de las costas latinoamericanas, reduciendo ingresos de pescadores artesanales y afectando la economía local. En Perú, por ejemplo, se estima que flotas extranjeras privan al país de alrededor de 85 millones de dólares anuales solo en calamar gigante, una pérdida similar aparece en Argentina, donde los pescadores culpan a buques extranjeros de una caída en la captura de calamar desde 400.000 a menos de 100.000 toneladas al año.

millones de personas se ven afectadas por la sobrepesca en América latina

Créditos: Envato

Amenaza a la seguridad alimentaria y medios de vida

Al menos 600 millones de personas dependen parcialmente de la pesca y la acuicultura para su subsistencia, según la FAO. Cuando las pesquerías declinan, no solo los ecosistemas se deterioran, sino que la presencia de alimentos ricos en proteína disminuye, especialmente en comunidades costeras que dependen de especies marinas para su dieta y economía.

La pesca ilegal como motor de la sobrepesca

Una de las raíces de la sobrepesca en América Latina es la pesca ilegal, no declarada y no regulada (IUU). Esto incluye operadores que evaden cuotas, usan métodos destructivos y reducen la capacidad de monitoreo local. La FAO estima que la pesca IUU representa entre el 12 % y el 28 % de la captura mundial (11 millones de toneladas).

En Perú, pese a restricciones como el uso obligatorio de dispositivos satelitales, las violaciones persisten y el gobierno promulgó nuevas leyes en julio de 2024 para combatir esta práctica. En Chile, zonas frente a la costa reciben decenas de buques ilegales —especialmente en torno a pesca de calamar, merluza o crustáceos—, afectando los ingresos de pescadores nacionales y reduciendo el recaudamiento estatal.

El caso de la merluza negra: sobrepesca en Argentina y Uruguay

Una de las pesquerías más sensibles y económicamente valiosas en la región es la de la merluza negra, presente en el Mar Argentino y especialmente en la Zona Común de Pesca Argentino–Uruguaya (ZCPAU). En Argentina, esta pesquería está regulada rigurosamente mediante un sistema de Cuotas Individuales Transferibles (CITC), una Cuota Máxima Permisible anual situada en torno a las 3 700 toneladas, y una serie de medidas como vedas invernales, áreas de protección juveniles, y observadores científicos a bordo de buques.

Sin embargo, la amenaza de la sobrepesca persiste: en 2023 fue decomisado un cargamento ilegal de 139 toneladas de merluza negra en el buque Tai An, operado por Prodesur y vinculado a directivos internacionales, que pescaba en zonas de protección y sin la cuota autorizada. El hecho derivó en una multa de más de 2 500 millones de pesos argentinos y una sanción que incluyó suspensión temporal de permisos de pesca.

En ese contexto, la colaboración internacional también es clave. La ZCPAU, compartida con Uruguay, funciona como zona de gestión binacional, donde ambos países regulan conjuntamente el acceso y monitorean las capturas de especies marinas como la merluza negra. Sin embargo, la pesca ilegal entre fronteras —y especialmente en zonas sin regulación efectiva como la “milla 201” de aguas internacionales— agrava la sobrepesca regional y requiere acciones concertadas de control en alta mar.

la sobrepesca tiene serias consecuencias en América Latina

Créditos: Envato

¿Hay soluciones a la sobrepesca?

  1. Fortalecimiento institucional y monitoreo tecnológico
    Herramientas como satélites y análisis de datos ayudar a detectar operación de flotas ilegales. Iniciativas como Global Fishing Watch impulsan la transparencia al publicar datos sobre actividad pesquera de embarcaciones en varios países de la región.

  2. Cooperación internacional y acciones regionales
    A estándares como el Port State Measures Agreement de la FAO ya adhirieron varios países latinoamericanos. La FAO también impulsa proyectos regionales conjuntos para combatir la pesca ilegal en países como Colombia, Ecuador, Perú y República Dominicana.

  3. Buenas prácticas de gestión pesquera
    Donde se implementan normas científicas y seguimiento riguroso, como el Pacífico Nororiental o el Pacífico Sudoccidental, las pesquerías alcanzan más del 85 % de sostenibilidad. En Latinoamérica todavía falta inversión y gobernanza eficiente.

  4. Pesca comunitaria sostenible
    Iniciativas enfocadas en la pesca artesanal pueden asumir liderazgo local. Organizaciones como SmartFish y Ocean Outcomes promueven la certificación sostenible y fortalecen la valorización del pescado artesanal, mejorando precios y calidad de vida para comunidades originarias.

  5. Fomento de acuicultura responsable
    Ante la presión sobre la pesca salvaje, la FAO promueve guías para la acuicultura sostenible, que aporta productos nutritivos sin agotar los recursos marinos.

La sobrepesca en América Latina no solo amenaza el equilibrio de los océanos, sino también la estabilidad cultural, alimentaria y económica de millones de personas. Si bien el panorama es grave —con más del 50 % de caladeros sobreexplotados en algunas zonas—, existen soluciones claras: mejorar la gobernanza, usar herramientas de monitoreo, fortalecer la cooperación regional, apoyar la pesca artesanal bien gestionada y desarrollar acuicultura sostenible. El futuro de nuestros mares y comunidades está en juego.