Sequía en Argentina: causas y consecuencias de un fenómeno extremo

¿Cuáles son las causas y consecuencias de la sequía en Argentina? Los efectos del calentamiento global en el territorio nacional.

La sequía en Argentina – que ya lleva su cuarto año consecutivo- se caracteriza por la escasez de lluvias y una crisis hídrica en las grandes masas de agua que no terminan por abastecer la demanda de agua que la región requiere. A eso se le sume el récord de altas temperaturas que registró el país los últimos veranos y la ola de incendios forestales que afectan a gran parte del país.

Actualmente, Argentina vive una de las peores sequías de la historia. Aproximadamente el 55% del territorio nacional se encuentra afectado por este fenómeno y sus consecuencias tienen un triple impacto: económico, social y medioambiental. 

Tipos de sequía y sus efectos en Argentina

De acuerdo con el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), la sequía es un fenómeno anómalo de carácter transitorio que se relaciona con múltiples variables. Se distingue de la aridez, entendida como una situación estructural natural y permanente de la región.

Existen tres tipos de sequía y en Argentina se presentan todas sus variantes:

Sequía meteorológica

Se define a este tipo de sequía como la escasez continuada de precipitaciones. En Argentina, la falta de lluvias afecta la totalidad de las regiones productivas: la Mesopotamia, la zona centro norte y también el núcleo agrícola pampeano. Por ejemplo, en Santa Fe se registró un período mayor a dos meses sin lluvias y se convierte en la zona más necesitada de la región del litoral. 

Este tipo de sequía tiene como principales consecuencias un aumento de temperaturas del aire, modificaciones en los vientos y un incremento en la evapotranspiración. Asimismo aumenta la insolación y reduce las cargas de agua subterránea por una incapacidad de infiltración y percolación. 

La sequía meteorológica da lugar al resto de tipos de sequía más puntuales. Actualmente, más de la mitad del territorio argentino sufre falta de lluvias, es decir que más de 170.000.000 de hectáreas se encuentran en estado de sequía y aproximadamente 4,5 millones de hectáreas están declaradas bajo sequía severa. 

Sequía agrícola

Por su parte, nos referimos a sequía agrícola cuando hablamos del déficit de humedad en la necesaria para satisfacer las demandas de un cultivo en un lugar y en una época determinada.

Uno de los factores principales de esa sequía son los tres años consecutivos de “La Niña” en Argentina, que se caracteriza por el enfriamiento de las aguas del Pacífico, al mismo tiempo que el debilitamiento de los anticiclones marítimos y continentales. Como resultado se obtiene poca nubosidad, bajas presiones y leves tormentas en los meses de enero, febrero y marzo.  

En consecuencia, múltiples regiones productivas de Argentina se vieron afectadas. Por ejemplo, hay alteraciones en el cultivo de soja y maíz en las provincias de Jujuy, Santiago del Estero, y este de Tucumán. Por su parte, en Salta la producción de bananas cayó en un 70%.

Asimismo, la sequía ocasiona un aumento en el nivel de mortandad de animales dedicados a la actividad ganadera, por las altas temperaturas y la falta de pastos en los campos de alimentación. 

Sequía hidrológica

Por último, la sequía hidrológica es aquella que hace referencia a los ciclos de caudales circulantes por los cursos de agua o de volúmenes embalsados por debajo de lo normal. Tal es el caso de la bajante del Río Paraná, que en 2021 alcanzó sus más bajos niveles de agua del último medio siglo.

El fenómeno de sequía afecta directamente al ecosistema natural de fauna y flora que habita en los acuíferos, así como también en las actividades productivas, por ejemplo la pesca.

 

Relación entre sequía y cambio climático: causas

La relación entre la sequía y el cambio climático es de carácter íntimo, ya que una no existiría sin la otra. 

Según la Bolsa de Comercio de Rosario los eventos extremos como el récord en altas y bajas temperaturas, las inundaciones y las sequías son consecuencias palpables del calentamiento global.  

Estos fenómenos extremos están directamente asociados a la emisión de gases de efecto invernadero (GEI) y las maneras de explotar los recursos naturales para diversas actividades industriales. 

Entre las actividades humanas que más afectan al estado del agua se encuentra la deforestación. Lo que en un pasado fue selva, bosque y monte, hoy es llanura dedicada al modelo agricultor que busca abastecer los mercados asiáticos. Estas decisiones empresariales modifican de una vez para siempre el territorio. Así sucedió en los bosques del Gran Chaco que hoy tiene una de las tasas de deforestación más altas del mundo.

Los cambios en los usos del suelo no sólo afectan a la flora y fauna de la zona, sino que inhiben las capacidades de filtración del agua en grandes tormentas y disminuye la reserva de aguas dulces, generando un efecto mortal para el medio ambiente en adición a la sequía. 

Consecuencias económicas de la sequía en Argentina

Los largos períodos de sequía impactan negativamente en los ecosistemas acuíferos en particular y en la economía en general. Tal es el caso que mencionamos anteriormente con la baja histórica del Río Paraná y sus efectos en cadena: la gran mortandad de peces en sus costas, la disminución del trabajo en centrales hidroeléctricas y la reestructuración total de la actividad pesquera.    

En el sector agrícola, se sostiene que el cultivo más afectado por la sequía en Argentina es el trigo, su producción disminuyó a menos de la mitad. Asimismo, la Bolsa de Comercio de Rosario afirma que: “ya se perdió el 25% de la soja argentina en medio de la campaña más seca en más de 60 años”.

El panorama general es alarmante, ya que la Bolsa de Cereales de Buenos Aires estima un impacto total de hasta 1,8% en el producto bruto interno y una pérdida de exportaciones de hasta US $14.115 millones.

Como conclusión, es importante destacar que ninguna plegaria a la lluvia será suficiente. Para revertir los efectos de la sequía generada por el calentamiento global se debe llevar adelante un plan de acción concreto de prevención. Este plan debe contemplar cambios de perspectiva en los usos del suelo con metas productivas y un freno total en la deforestación.