Reclamos vecinales en Vaca Muerta: la vida no se negocia

¿Cuáles son los reclamos vecinales en Vaca Muerta y por qué este yacimiento atenta directamente contra la vida de las personas?

En noviembre de 2022, los reclamos vecinales en Vaca Muerta llegaron una vez más a las tapas de los diarios. Grupos de personas que viven en la ciudad de Añelo, en la provincia de Neuquén, Argentina, donde se encuentra el yacimiento petrolífero Vaca Muerta, cortaron las rutas de acceso a las zonas de trabajo con un objetivo claro: exigir por la falta de agua que afecta a la región.

Vaca Muerta, además de ser la segunda reserva mundial de gas no convencional (shale gas) y la cuarta de petróleo no convencional (shale oil). La explotación de este tipo de yacimientos de hidrocarburos, también conocida como fracking o fractura hidráulica requiere de numerosos recursos naturales para funcionar, entre ellos, el agua. La técnica del fracking demanda la misma cantidad de agua que se necesita para abastecer a 200 mil personas por día y Vaca Muerta no es la excepción. 

Al ser un recurso natural escaso, el agua no alcanza para el funcionamiento de Vaca Muerta y para el consumo de las comunidades locales. 

Fracking y calidad de vida a los pies de Vaca Muerta

Numerosos estudios científicos señalan que los efectos colaterales del fracking son sumamente negativos para la salud de las personas. Al mismo tiempo, la extracción de combustibles fósiles aumenta las emisiones de carbono en el ambiente lo que contribuye al cambio climático. Explotar la Cuenca Neuquina en su totalidad le costaría al país alrededor de 50 billones de toneladas de emisiones de CO2 a la atmósfera.

La falta de agua potable no sólo atenta contra la supervivencia de quienes habitan esos territorios, sino que genera un efecto dominó de complicación a las economías regionales. Pero el caso de Vaca Muerta es aún más complejo, ya que sostiene el mito de un potencial progreso que nunca llega.

Añelo, hoy considerada la Capital de Vaca Muerta, ha tenido un crecimiento exponencial en los últimos años y ya cuenta con 7.000 habitantes. Se estima que por semana llegan entre dos y tres familias a radicarse con expectativas de una mejor calidad de vida. Sin embargo, los habitantes no cuentan con las garantías básicas de higiene y seguridad.

Otro de los reclamos de los vecinos en Vaca Muerta es la falta de acceso a la educación, a la salud y a la seguridad vial, que si bien no tienen que ver directamente con la explotación del yacimiento, dejan en evidencia una serie de promesas incumplidas.

A todos estos factores se agregan las malas condiciones de trabajo de los operarios en Vaca Muerta y la dura vida en el desierto. En este sentido, según el gremio petrolero “un 40% de los trabajadores tiene problemas de adicciones.”

Créditos: Thomas Khazki

Una nueva zona de sacrificio

Todas las características recién mencionadas vuelven al territorio de 30.000 kilómetros cuadrados que ocupa Vaca Muerta en una zona de sacrificio, en la cual la salud de las personas que integran sus comunidades y el medioambiente se ven altamente afectados por las actividades productivas.   

Si bien el negocio del petróleo y el gas es una parte importante de la economía de Argentina, la ecuación es simple: el calentamiento global no para y los combustibles fósiles son uno de los responsables. Además. Argentina tiene un importante potencial para el desarrollo de energías renovables, que podrían reemplazar en gran medida a los combustibles fósiles.

Problemas de salud

En julio 2022, la edición argentina de la revista Rolling Stones viajó a la Patagonia y realizó una crónica fotoperiodística sobre los reclamos vecinales en Vaca Muerta. Roxana Valverde, que vive a menos de 500 metros de donde se fractura para extraer gas y petróleo en en Allen, Río Negro, expresó los problemas de salud con los que conviven.  “Mis nietos tienen problemas respiratorios, quemaduras, ampollas. Todo empezó cuando instalaron las torres”, dijo. 

Modificación en los ecosistemas 

Por parte de las comunidades mapuches que habitan la zona, resaltan que el ecosistema de sus territorios se ha visto modificado por la llegada del fracking. “Antes acá se veían pájaros y animales silvestres, pero no quedó nada”, expresó el werken Diego Rosales.

Además, señalaron dos realidades con las que hoy conviven a partir del fracking: los sismos y la contaminación. “Mi casa se mueve, está toda rajada. En cualquier momento se nos viene encima”, explicó Noemí Painemil, ceina de Sauzal Bonito.  “En nuestro territorio hay piletas de petróleo a cielo abierto y grandes basureros sin autorización. Nadie controla nada”, denuncian comunidades Mapuches.

Las comunidades mapuches y vecinos de Vaca Muerta reclaman contra la contaminación del fracking.

Créditos: Martín Álvarez Mullally (OpSur)

Cambios en los usos y costumbres

Enrique Navarrete vive en la calle Ciega 10, en Allen. A menos de 500 metros levantaron torres de perforación. “Es imposible la vida así: ruido permanente, luz toda la noche, vecinos con problemas de salud”, explica. “En el casino del pueblo se ven cotidianamente trabajadores petroleros apostando. Los turnos son de 7 y 14 días corridos y los accidentes son frecuentes”, sostienen los vecinos.

A estos testimonios de reclamos en Vaca Muerta, se suman más de 2 mil accidentes de derrame de crudo en los suelos en un sólo año, que por fortuna de las empresas explotadoras, son ellas las mismas encargadas de reportar y estimar sus daños, hasta el momento valorados en 0. ¿Cuántos argumentos más son necesarios para ponderar la vida ante el crudo?