Gas natural en Argentina: ¿Por qué daña al país?
Por alta dependencia del gas natural, Argentina ve limitado el desarrollo socioeconómico y sostenible para toda la población.
Por alta dependencia del gas natural, Argentina ve limitado el desarrollo socioeconómico y sostenible para toda la población.
Al menos 29 países obtienen más del 90 por ciento de su energía de combustibles fósiles: carbón, petróleo, gasolina y gas natural. Argentina no está lejos de este porcentaje. Por muchos años, el país ha sido exportador de gas para Chile, Uruguay y Brasil e importador desde Bolivia.
Desde la década de los 80 del siglo pasado, la industria del gas comenzó a proponer que esta fuente de energía podría servir como puente para pasar del carbón y el petróleo a fuentes de energía más limpia. Hoy, más de 30 años después, se sigue usando el mismo argumento – ahora dirigido principalmente al sur global.
Considerando que las emisiones de CO2 por el uso de gas son menores que con otros combustibles fósiles, y que su comercialización ha contribuido a la economía argentina, ¿qué es lo que hace, que el gas sea tan malo para el país?
El gas como fuente de energía
La demanda mundial de energía en 2019 fue al menos seis veces lo consumido en 1950. Con este incremento, ha aumentado también el uso de combustibles fósiles para satisfacer dicha demanda. Así, en el 2019, casi un cuarto – el 24,2 por ciento – de la energía en el mundo provino del gas.
En Estados Unidos, desde que el gas sobrepasó al carbón en el consumo energético, sus emisiones de CO2 registran una disminución. No obstante, el país extrae gas a través del fracking. Por esta razón, además de las emisiones por generación de energía, también influyen las asociadas a esta técnica de producción de gas no convencional.
El metano contribuye al calentamiento global cincuenta veces más que el CO2, en un período comparativo de 20 años, según la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos. Teniendo en cuenta que el metano puede constituir hasta el 97 por ciento del gas natural, cambia el panorama de emisiones.
En 2019, los combustibles fósiles representaron el 74 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero causadas por actividades humanas en Estados Unidos. De este porcentaje, el 10 por ciento son emisiones de metano. Por otro lado, en 2020, el gas natural fue responsable por poco más de la tercera parte de las emisiones de CO2 en el país.
Sin embargo, el bajo precio del gas natural en Estados Unidos ha sido clave en el aumento de la competitividad del país en sectores energéticamente intensivos. Hoy, Estados Unidos produce casi la totalidad del gas natural que utiliza. El incremento en la producción se debe, principalmente, al fracking.
¿De dónde viene el gas natural en Argentina?
Argentina tiene una larga historia como productor de hidrocarburos. Hasta el 2003, el país tuvo suficientes excedentes para la exportación. Pero dichos excedentes disminuyeron gradualmente, hasta llegar a déficits después de 2008. Por lo tanto, el descubrimiento de grandes recursos de gas no convencional, especialmente los de Vaca Muerta, alientan al país a pensar nuevamente en autoabastecimiento y oportunidades de exportación.
Actualmente, el gas de Argentina proviene de cinco cuencas: Austral, Golfo San Jorge, Noroeste, Cuyana y Neuquina. Esta última, donde está ubicada Vaca Muerta, es responsable por el 60 por ciento del gas nacional. De esta manera, entre 2008 y 2018, la producción de gas convencional disminuyó en un 40 por ciento, mientras que la no convencional se multiplicó más de 20 veces.
El gas no convencional de la cuenca Neuquina ya representa el 32,2 por ciento de la producción nacional. Sin embargo, Argentina produce menos gas actualmente que en 2008. Mientras que en dicho año la producción ascendía a 50.622 millones de m3, en 2018 la cifra fue de 47.020 millones de m3.
Gas natural: Argentina no obtiene rendimientos similares a los de Estados Unidos, mientras sí percibe un impacto ambiental alto
El gas natural que se produce en Argentina no alcanza para autoabastecer la demanda nacional. Este es un dato que dificulta pensar en exportaciones. De hecho, en los dos primeros meses del año, la producción cayó un 11,1 por ciento con respecto al mismo período en 2020.
Ante esta situación, Argentina tendrá que destinar USD $1,8 billones a la importación de los 8.124 millones de m3/d que se requieren para cubrir el déficit de este año. Esto representa una dinámica detrimental, porque tanto el país como su principal empresa petrolera, YPF, tienen deudas millonarias en dólares y las reservas de esta moneda en el Banco Central ya escasean.
Otro factor que afecta negativamente a la economía del país son los subsidios para las petroleras. Para incentivar la producción, Vaca Muerta se financia con subsidios estatales. Esto tendría sentido si las regalías recibidas por el estado superaran los subsidios. Pero, como no es el caso, los subsidios también representan déficits para el país.
Las normativas ambientales podrían flexibilizarse en pro del fracking para la extracción de gas
La problemática económico-energética que enfrenta Argentina puede resultar en la flexibilización de normas ambientales para incentivar el fracking, según la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN). En febrero del presente año, la organización publicó el informe Efectos, impactos y riesgos socioambientales del megaproyecto Vaca Muerta.
De acuerdo al documento, entre 2015 y 2018, la Secretaría de Ambiente de Neuquén registró un total de 3.368 incidentes ambientales. El impacto de estos incidentes incluye contaminación del aire, afectación del suelo, uso excesivo y contaminación del agua, sismicidad y problemáticas por gestión de residuos.
Con Vaca Muerta, las emisiones de gases de efecto invernadero incrementarían entre 205 y 240 MtCO2. Esto representa entre el 57 y el 67 por ciento de las emisiones proyectadas para 2030. Entre 2010 y 2020, se han consumido más de 23.000 millones de litros de agua dulce en las actividades de fracking, según datos de la Secretaría de Energía y los gobiernos provinciales. Considerando el difícil acceso a este recurso en la zona, La Segunda NDC de Cambio Climático de Argentina advierte de una potencial crisis del agua en Vaca Muerta.
Por otro lado, el informe de FARN también establece que el incremento de residuos del fracking no ha contado con un incremento en las capacidades de procesamiento de los mismos. Como resultado, los residuos se acumulan sin tratarse hasta colapsar el sistema. Así, en diciembre de 2020, la Asociación Argentina de Abogados Ambientalistas denunció la existencia de 400.000 m3 de residuos sin tratar a la intemperie. Esto resultó en dos allanamientos por parte de la Fiscalía de Delitos Ambientales y Leyes Especiales de Neuquén.
El gas de Vaca Muerta, obstáculo para la transición hacia renovables
El gas y Vaca Muerta conllevan otro aspecto. Son dos factores que perjudican a Argentina, porque limitan la posibilidad de acelerar la transición hacia energías limpias. En 2018, Argentina presidió el B20 sobre energía. En este marco, propuso que los países productores de gas natural pudieran hacer una transición hacia renovables con generación eléctrica basada en esta fuente. Pero, el gas en Argentina se asemeja más a una barrera que a un puente. La razón es que compite con las energías renovables en materia de inversión y políticas energéticas.
La Patagonia está entre los mejores lugares del mundo para producir energía eólica. Igualmente, el norte de Argentina forma parte de los cinco mejores lugares para producir energía solar. Tratando de aprovechar estos recursos energéticos, el Gobierno anterior lanzó el programa Renov.Ar. Sin embargo, el actual Gobierno no le ha dado la misma prioridad a esta iniciativa.
Con el programa Renov.Ar, Argentina ha logrado alcanzar una capacidad instalada de 2.590 megavatios con renovables. No obstante, este año, la Secretaría de Energía de Argentina decidió cancelar los contratos aún no firmados con las empresas licitantes. Así mismo, tan pronto como asumió el cargo, el presidente Fernández degradó la subsecretaría de energías renovables a una dirección nacional, perdiendo así la autonomía en la toma de decisiones que le otorgó la administración de Macri.
En conclusión, el foco del actual gobierno en el gas natural de Vaca Muerta y la situación económica actual de Argentina pueden comprometer el desarrollo exitoso de las energías renovables. De otra manera, el país podría elevar su ambición climática y asegurar un desarrollo socioeconómico y sostenible para toda la población.
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