Embarazos en riesgo por el calor extremo: el impacto oculto del cambio climático

Un estudio de la organización Climate Central revela que el aumento de las temperaturas extremas está poniendo en riesgo a los embarazos.

El cambio climático ya no es una amenaza lejana: está afectando directamente los embarazos en todo el mundo. Un nuevo análisis de la organización Climate Central revela que el aumento de las temperaturas extremas está poniendo en riesgo la salud de millones de mujeres embarazadas, especialmente en América Latina.

Por primera vez, un estudio ha cuantificado cómo el calentamiento global ha incrementado los días de riesgo de calor durante el embarazo, es decir, aquellos días en los que el calor extremo eleva la probabilidad de partos prematuros y complicaciones graves para la salud de la madre y del bebé.

Un peligro creciente para los embarazos

Según el informe, entre 2020 y 2024, el cambio climático duplicó el número de días de calor extremo que representan una amenaza directa para los embarazos en el 90% de los países del mundo. Esta situación afecta con más fuerza a regiones vulnerables con menor acceso a servicios de salud, como América Central, el Caribe y América del Sur.

En nuestra región, los datos son alarmantes. De los 14 países analizados en América del Sur, 12 experimentaron al menos dos semanas adicionales de días con riesgo térmico para los embarazos cada año. En ocho de estos países, el incremento fue de un mes completo, incluyendo a Perú (42 días más por año), Guyana (36 días) y Ecuador (35 días).

Las ciudades más afectadas fueron Georgetown (Guyana), Barranquilla (Colombia) y São Luís (Brasil), donde el número de días peligrosos para embarazos aumentó en promedio 53 días por año a causa del cambio climático.

Calor y salud materna: una combinación peligrosa

La relación entre el calor extremo y los embarazos no es menor. Estudios científicos han demostrado que incluso un solo día de calor intenso puede aumentar el riesgo de parto prematuro, preeclampsia, bajo peso al nacer y otras complicaciones de salud materna.

La Dra. Kristina Dahl, vicepresidenta de Ciencia de Climate Central, advierte:
“Incluso un solo día de calor extremo puede aumentar el riesgo de complicaciones graves durante el embarazo. El cambio climático está aumentando el calor extremo y poniendo en peligro los embarazos saludables en todo el mundo, especialmente en lugares donde ya es difícil acceder a la atención médica.”

El análisis de Climate Central muestra que el cambio climático no solo agrava las condiciones climáticas, sino que también amplifica las desigualdades en salud. Las personas embarazadas en zonas con menos recursos enfrentan mayores riesgos sin la infraestructura médica ni los sistemas de alerta adecuados para protegerse.

América Latina: alta exposición, baja protección

En América Latina, el impacto sobre los embarazos es particularmente preocupante. El Caribe, América Central y América del Sur están entre las regiones donde más ha aumentado la frecuencia de días peligrosos para mujeres embarazadas.

Doriam Camacho, doctora en enfermería y decana de la Facultad de Enfermería de la Universidad Cooperativa de Colombia, señala que los efectos del calor extremo afectan especialmente a las comunidades con menos capacidad de adaptación:
“El aumento de las temperaturas debido al cambio climático está afectando directamente a la salud de las mujeres embarazadas en América Latina, especialmente en aquellas comunidades con menor capacidad para adaptarse al estrés térmico debido a sus condiciones sociales, culturales y ambientales.”

Según Camacho, los profesionales de la salud tienen un rol clave en enfrentar esta nueva amenaza. La prevención, la educación comunitaria y el fortalecimiento de los servicios de salud materna serán esenciales para proteger los embarazos en un contexto climático cada vez más hostil.

el cambio climático estaría afectando los embarazos

La crisis climática es también una crisis de salud

Más allá de los datos, el informe de Climate Central envía un mensaje claro: el cambio climático no es solo una crisis ambiental, también es una crisis de salud pública.

La Dra. Dahl resume este enfoque:
“Este análisis es un claro recordatorio de que la crisis climática es también una crisis de salud pública. Sin una rápida reducción de las emisiones, el calor extremo provocado por el clima seguirá empeorando, con graves repercusiones para las mujeres embarazadas y los bebés de todo el mundo.”

Esto significa que la lucha contra el cambio climático también debe incluir políticas de salud específicas para embarazos en contextos de calor extremo: sistemas de monitoreo, acceso a atención prenatal adecuada, espacios frescos para gestantes y campañas de información pública.

¿Qué se puede hacer?

Frente a esta realidad, es urgente tomar acciones concretas. Aquí algunas claves para proteger los embarazos ante el calor extremo:

  • Políticas climáticas ambiciosas: Los gobiernos deben acelerar la transición hacia energías limpias y abandonar los combustibles fósiles, principales responsables del calentamiento global.

  • Inversión en salud materna: Se necesita fortalecer los sistemas de salud pública con enfoque climático, especialmente en comunidades rurales y marginadas.

  • Alerta y prevención: Crear sistemas de alerta temprana para olas de calor que permitan a mujeres embarazadas tomar precauciones oportunas.

  • Espacios seguros y educación: Promover el acceso a espacios con sombra o ventilación adecuada en zonas vulnerables, y educar sobre los riesgos del calor extremo durante el embarazo.

Cuidar el planeta es cuidar los embarazos

El aumento del calor extremo no es un fenómeno aislado. Es una de las muchas formas en que el cambio climático afecta la vida cotidiana de las personas. En este caso, pone en peligro embarazos y nacimientos saludables, y amenaza el futuro de millones de bebés en América Latina y el mundo.

El mensaje es claro: proteger el medio ambiente también significa proteger la vida humana desde sus primeras etapas. Frente al calor, la solución no es solo una sombrilla o un ventilador; es transformar nuestras políticas, nuestros hábitos y nuestra forma de cuidar el planeta.