Los alimentos que podrían desaparecer como consecuencia del cambio climático
Descubre qué alimentos podrían desaparecer debido al cambio climático y cómo esto afectará nuestra alimentación futura. Conoce qué podemos hacer al respecto.
Descubre qué alimentos podrían desaparecer debido al cambio climático y cómo esto afectará nuestra alimentación futura. Conoce qué podemos hacer al respecto.

- Según la FAO, la producción agrícola mundial podría reducirse hasta en un 30% para 2050, poniendo en riesgo alimentos que consumimos a diario.
- Los cultivos más amenazados incluyen el café, el cacao, y alimentos básicos como el maíz, el plátano, el vino, los aguacates y el arroz.
- La crisis no solo afecta a nuestra mesa, sino también a millones de pequeños productores y a la preservación de cultivos ancestrales.
El cambio climático no solo está transformando los paisajes y ecosistemas de nuestro planeta. De manera silenciosa pero constante, está amenazando algo mucho más cercano a nuestra vida cotidiana: los alimentos que consumimos a diario.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), las alteraciones en los patrones climáticos podrían reducir la producción agrícola mundial hasta en un 30% para 2050. Esto significa que algunos de los productos que hoy encontramos habitualmente en nuestras mesas podrían convertirse en artículos de lujo o, en el peor de los casos, desaparecer por completo.
El aumento de las temperaturas, los cambios en los patrones de lluvia y la mayor frecuencia de eventos climáticos extremos están poniendo en jaque la producción de alimentos básicos en todo el mundo. Desde el café que tomamos cada mañana hasta el chocolate que disfrutamos como postre, la lista de alimentos amenazados crece a medida que el planeta se calienta.
¿Cómo afecta el cambio climático a la producción de alimentos?
El cambio climático impacta en la producción de alimentos de formas que a menudo no son visibles para el consumidor final. Las alteraciones en los patrones climáticos están afectando cada etapa del proceso de cultivo, desde la siembra hasta la cosecha.
Uno de los impactos más directos es el estrés térmico en las plantas. Muchos cultivos tienen rangos muy específicos de temperatura para crecer de manera óptima. Cuando estos rangos se alteran, las plantas pueden producir menos frutos, de menor calidad, o incluso dejar de producir por completo. Por ejemplo, el café necesita temperaturas entre 18°C y 22°C para desarrollarse adecuadamente – cada grado por encima de este rango reduce significativamente su producción.
Los cambios en los patrones de lluvia también son críticos. Las sequías prolongadas o las lluvias excesivas pueden arruinar cosechas enteras, mientras que la irregularidad en las precipitaciones hace que sea cada vez más difícil para los agricultores planificar sus ciclos de cultivo. De acuerdo con la FAO, las pérdidas en cosechas por eventos climáticos extremos se han triplicado en las últimas dos décadas.
Además, el cambio climático está alterando los ciclos naturales de polinización. La desincronización entre la floración de las plantas y la actividad de los polinizadores – como las abejas y otros insectos – está afectando directamente la producción de frutas y verduras que dependen de estos procesos naturales.

Créditos: pexels-quang-nguyen-vin
7 alimentos que podrían desaparecer por el cambio climático
La lista de alimentos amenazados crece cada año, pero hay algunos productos particularmente vulnerables que ya están mostrando signos de afectación:
Café: el despertar amargo del cambio climático
El café es quizás uno de los cultivos más amenazados por el calentamiento global. Las plantas de café arábica, que representan aproximadamente el 60% de la producción mundial, son extremadamente sensibles a los cambios de temperatura. Estudios recientes sugieren que para 2050, más de la mitad de las tierras actualmente aptas para el cultivo de café podrían volverse inadecuadas.
En Brasil y Colombia, los principales productores mundiales de café, las zonas aptas para el cultivo se están reduciendo drásticamente. Los pequeños productores, que son la columna vertebral de esta industria, son los más vulnerables a estos cambios. Se estima que para 2050, gran parte de las actuales zonas cafeteras podrían volverse inadecuadas para el cultivo.
Cacao: el futuro agridulce del chocolate
El árbol del cacao, originario de las selvas tropicales de América Central y del Sur, requiere condiciones muy específicas para prosperar: temperatura constante, alta humedad y suelos ricos. El aumento de las temperaturas y la reducción de las lluvias en las principales regiones productoras está poniendo en riesgo la producción mundial de chocolate.
Plátanos: una pérdida tropical
Las enfermedades favorecidas por el clima más cálido y húmedo están amenazando las plantaciones de plátanos en todo el mundo. La proliferación del hongo TR4, que causa la enfermedad de Panamá, se ha acelerado debido al cambio climático, poniendo en riesgo la variedad Cavendish, que representa el 99% de las exportaciones mundiales de plátanos.
Maíz: el grano básico en peligro
El maíz, alimento fundamental en la dieta latinoamericana, es particularmente vulnerable a las sequías y las altas temperaturas. Se estima que la producción podría caer hasta un 24% en algunas regiones para 2030 si las temperaturas siguen aumentando al ritmo actual.
En países como Argentina, México y Guatemala, la producción de maíz nativo está siendo severamente afectada. Este cultivo, que ha sido la base de la alimentación mesoamericana durante milenios, está sufriendo por las sequías prolongadas y las temperaturas extremas. No solo está en juego un alimento básico, sino también miles de años de diversidad genética y tradición cultural.
Vino: cosechas en transformación
Las uvas para vino son extremadamente sensibles a los cambios de temperatura. El aumento del calor está alterando los ciclos de maduración, afectando tanto la cantidad como la calidad del vino producido. Algunas regiones vinícolas tradicionales podrían volverse inadecuadas para el cultivo de la vid en las próximas décadas.
La situación en la región andina es preocupante. Los cambios en los patrones de lluvia y el retroceso de los glaciares están alterando los ciclos agrícolas tradicionales. Cultivos ancestrales como la quinoa, la papa y el amaranto, que han alimentado a las poblaciones locales durante generaciones, están enfrentando condiciones cada vez más adversas.
Aguacates: el oro verde bajo amenaza
Este superalimento requiere grandes cantidades de agua y condiciones climáticas muy específicas. El aumento de las sequías y las temperaturas extremas está afectando severamente su producción, especialmente en regiones como México, el mayor productor mundial.

Créditos: Gilmer Diaz
Arroz: el alimento básico en riesgo
El arroz, que alimenta a más de la mitad de la población mundial, enfrenta graves amenazas por el aumento del nivel del mar y la salinización de las tierras costeras donde tradicionalmente se cultiva. Las inundaciones y sequías extremas también están afectando su producción en todo el mundo.
¿Qué podemos hacer para proteger nuestros alimentos de los efectos del cambio climático?
Frente a este panorama desafiante, existen acciones concretas que podemos tomar tanto a nivel individual como colectivo para proteger nuestros alimentos y apoyar un sistema alimentario más resiliente al cambio climático.
Acciones para mitigar los efectos del cambio climático desde la producción
Los agricultores y científicos están desarrollando estrategias prometedoras para adaptarse a las nuevas condiciones climáticas:
- Desarrollo de variedades resistentes: La investigación agrícola está creando nuevas variedades de cultivos más resistentes a las sequías y temperaturas extremas.
- Implementación de sistemas agroforestales: Combinar árboles con cultivos ayuda a proteger las plantas del calor extremo y conservar la humedad del suelo.
- Diversificación de cultivos: No depender de un solo tipo de cultivo reduce el riesgo de pérdidas totales por eventos climáticos.
¿Qué podemos hacer como consumidores contra el cambio climático?
De acuerdo con las Naciones Unidas, nuestras decisiones diarias pueden hacer una diferencia significativa:
- Consumir productos locales y de temporada: Esto reduce la huella de carbono asociada al transporte y almacenamiento de alimentos.
- Reducir el desperdicio de alimentos: Un tercio de los alimentos producidos globalmente se desperdicia, contribuyendo innecesariamente al cambio climático.
- Apoyar a productores que utilizan prácticas sostenibles: Nuestras decisiones de compra pueden impulsar cambios en los métodos de producción.
El futuro de nuestra alimentación depende de las acciones que tomemos hoy. La protección de nuestros alimentos requiere un esfuerzo conjunto entre productores, consumidores, científicos y gobiernos. Solo trabajando juntos podremos asegurar que los alimentos que disfrutamos hoy sigan disponibles para las generaciones futuras.
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