Basura marina: una ONG en Ecuador promueve la limpieza del océano
La Fundación Amiguitos del Océano se dedica a la conservación marina a través de un enfoque integral y a erradicar la basura marina.
La Fundación Amiguitos del Océano se dedica a la conservación marina a través de un enfoque integral y a erradicar la basura marina.
Debajo del mar, ahí donde no habita el ser humano, además de millones de criaturas también hay basura marina. Estos residuos son altamente dañinos para la biodiversidad del océano: los animales se enredan y quedan atrapados en redes de pesca o cuerdas abandonadas y también confunden muchos tipos de residuos con comida. Se estima que los residuos presentes en el mar causan la muerte de unos 100.000 mamíferos marinos anualmente.
En la provincia de Santa Elena en Ecuador, allí donde el país se toca con el Pacífico Sur, la Fundación Amiguitos del Océano decidió involucrarse en este asunto y dedicarse a la conservación marina a través de un enfoque integral que combina educación, actividades en la naturaleza y programas de sensibilización. La idea es, en palabras de su directora, Daniela Hill Piedra, “compartir océano”.
Esta tarea de promover la conexión entre las personas y el mar ocurre dentro de un contexto crítico. Según la UNESCO, entre 8 y 10 millones de toneladas de plástico por año terminan en el océano. Según la Organización Internacional Marítima (OMI), algunos científicos consideran que, para 2050, la cantidad de plásticos en el océano podría superar la de los peces.
La conectividad con el agua: motor clave
La Fundación ecuatoriana realiza distintas actividades. Detrás de ellas se esconde una idea madre. “Tener la perspectiva sobre cómo estamos conectados con el agua en sus diferentes maneras, dulce, salobre, salada, y cómo esta interconectividad nos perjudica o nos beneficia a todos. Sería algo tan poderoso que cambiaría la historia de cómo manejamos las cosas en cualquier país. Yo lo llamo siempre sentido comunitario. Porque todos somos culpables y responsables, y hay que hacernos cargo de lo que hemos venido haciendo”, explica Daniela.
En contacto de la basura marina, un cambio de perspectiva
Además de sus proyectos educativos, hay una de las iniciativas de Amiguitos del Océano que logra estimular esa conexión entre las personas y el agua de una manera diferente: las jornadas de limpieza de basura marina, que se dividen en tres tipos. Puede ser en la playa misma, en la bahía o debajo del agua, buceando.
Afinar la mirada para detectar la basura alrededor, dice la directora, marca un antes y un después en quienes participan. Entiende que no es una actividad que solucione el problema de raíz, pero sí es un fuerte motor de concientización.
Sumergirse a limpiar: bajar al fondo a recoger basura marina
Las tareas de limpieza debajo del agua las llaman “limpiezas de fondos marinos”, en las cuales un grupo de voluntarios se sumerge en el agua con equipos de buceo a recolectar basura marina. Se llevan a cabo en el área de la Reserva Marina El Pelado, una de las zonas naturales protegidas en Ecuador, en conjunto con el Centro de Turismo Comunitario Ayangue, cuyo objetivo es establecer una alianza beneficiosa entre ambas entidades.
Se hacen una vez al mes, y para participar no hay que contar con un requisito específico en términos de profesión o actividad vinculada al mar. De hecho, suelen participar hasta abogados o economistas, por ejemplo.
Lo que sí hay que tener es certificado de buceo y un mínimo de experiencia. La razón es clara: no es una experiencia para turistear; no hay un guía que cuide al grupo, sino que se va a trabajar, a “hacer jardinería”, como dice Daniela.
Bolsas, tijeras, equipo de buceo y horas de limpieza
Generalmente, los buzos no descienden más de 12 o 15 metros. Es la profundidad adecuada para acceder a los corales, que requieren luz y por lo tanto no se encuentran a mayores profundidades. En el fondo del océano, la directora de la Fundación dice que ha visto basura marina de todo tipo: gafas, botellas, latas y hasta calzones. Sin embargo, lo que más se suelen encontrar son elementos de pesca: redes de nylon, plomos y ganchos.
La embarcación con los voluntarios parte desde la costa con un total de entre 8 y 10 personas. Las herramientas de limpieza se componen de bolsas con agujeros para recoger los residuos, así como tijeras, cuchillos y navajas para cortar y manejar las redes. El tiempo de inmersión varía en función de distintos factores, como la profundidad, la experiencia del buzo y su condición física.
En promedio, suelen sumergirse entre 1 hora y 1 hora con 20 minutos, siguiendo siempre estrictos protocolos de seguridad para evitar la acumulación excesiva de nitrógeno en el cuerpo.
La basura marina que recolectan y su capacidad de reciclaje
La cantidad de desechos recolectados depende del día y las condiciones de inmersión, pero por lo general juntan unos 6 kilos de basura marina en cada jornada de limpieza. Así y todo, también han llegado a recoger hasta 15 kilos.
El problema con esos desechos es que resulta casi imposible reciclaros y darles una segunda vida útil, en parte porque las radiaciones solares y el vaivén de las olas deterioran mucho los plásticos.
Además, Daniela agrega que “aunque no lo veamos, en el mar hay muchas especies que tienen un ciclo larvario y esperan asentarse en algún lugar como roca, coral o algo natural. Pero encuentran estos plásticos y comienzan a hacer vida ahí, y por eso la mayoría de ellos tienen algas, por ejemplo. Eso es imposible de reciclar”.
Monitoreo submareal
La colaboración de Amiguitos del Océano con el Centro Comunitario de Turismo es fundamental para las jornadas de limpieza pero también para el monitoreo marino.
Esta última es una de las tareas que realizan colaborativamente con el Ministerio del Ambiente de Ecuador. Una vez por mes, la Fundación lleva adelante un buceo científico en la Reserva Marina a partir de la cual levanta información y se la entrega al Ministerio.
Amiguitos del Océano capacita a los jóvenes del Centro para que colaboren en esas actividades, pero la búsqueda también es otra: empoderarlos en el conocimiento marino.
“Una cosa es que sepas bucear, pero no necesariamente sabes cómo se llama lo que ves, para qué sirve o cómo está interconectado. Es otro tipo de información que nos ayuda a seguir compartiendo océano con los turistas que van y son sus clientes”, señala la directora.
“También hemos visto que cuando les mencionan a los turistas que están involucrados en la parte de ciencia ciudadana, el monitoreo y limpieza de fondos marinos, les dan mejores tips, porque están cuidando la Reserva. Se crean embajadores”.
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