Alumnos de un colegio argentino fabrican repelentes orgánicos contra el dengue
En la provincia de Santa Fe, un grupo de alumnos fabrican repelentes orgánicos contra el dengue, que luego donan a zonas de bajos recursos.
En la provincia de Santa Fe, un grupo de alumnos fabrican repelentes orgánicos contra el dengue, que luego donan a zonas de bajos recursos.

En verano en Argentina el calendario escolar descansa. Las escuelas se cierran y entran en época de vacaciones. ¿Todas? No, todas no. En un colegio de la ciudad de Rosario, en la provincia de Santa Fe, un grupo de alumnos continúa trabajando como si se tratara de cualquier otra época del año. Allí, en una pequeña sala, dan rienda suelta a una de las soluciones ambientales más creativas y de mayor impacto de la comunidad: Aplastando al dengue, un proyecto en el que chicos y chicas fabrican repelentes orgánicos contra el dengue, que luego donan a zonas de bajos recursos de la ciudad.
Trabajan en enero, durante las vacaciones, porque la primera edición fue todo un éxito. Tanto, que lo que comenzó como un proyecto en el marco de un concurso se transformó en un pedido formal del gobierno local. Es que los alumnos de Nuestra Señora del Luján encontraron una solución ambiental a una problemática social.
Repelente orgánico contra el dengue, una creativa solución climática y social
En 2024 se presentaron con esta iniciativa al concurso del Fondo Juvenil de Acción de Bloomberg Philantropies, que buscaba impulsar la actividad climática de los jóvenes. Bloomberg Philantropies encontró que Aplastando al dengue era una propuesta muy completa y creativa, y por eso la premió con financiamiento económico para llevarla a cabo.
En total, fabrican cuatro tipos de productos. Todos, claro, con material orgánico: spray, barras, tabletas y crema. Hay un quinto que comenzarán a hacerlo pronto, un líquido de enjuague para la ropa.
Combatir la epidemia de dengue en Argentina
Más allá de sus variantes, todos cumplen con la función de repelente del dengue, una enfermedad zoonótica que se transmite a través del mosquito Aedes aegypti y que puede generar dolor de cabeza, dolores musculares, náuseas, vómitos y malestar general, entre otros síntomas.
En la temporada 2023-2024, Argentina atravesó una de las peores epidemias de dengue de los últimos años, con más de 270.000 casos registrados y más de 150 fallecimientos. En lo que va de la temporada 2024-2025, según anunció recientemente el Ministerio de Salud del país, ya se confirmaron más de 300 casos.
El panorama, entonces, es apremiante. Y lo que hacen los alumnos de Nuestra Señora del Luján, entonces, es auxilio. Todo lo que fabrican está destinado a personas que, de otra forma, no podrían pagar el costoso precio que suele tener un repelente de mosquito en Argentina.
El gobierno local se dio cuenta de ello y, una vez que la escuela finalizó la producción que realizaron con el fondo obtenido en el concurso de Bloomberg Philantropies, volvió a otorgarles financiamiento para que continúen con el proyecto.
“Armamos cierta cantidad de producción priorizando determinadas zonas, y en base a eso organizamos cómo vamos a repartir, quiénes lo vamos a hacer, de qué manera, con qué ayuda”, dice la alumna Agustina Agüero, representante del proyecto.
Mariana Ranea, supervisora del proyecto y también directora de la escuela Nuestra Señora del Luján, hace hincapié sobre el trabajo de campo que hicieron los estudiantes para fabricar los repelentes conversando con la comunidad y detectando sus necesidades. “Ahí se dieron cuenta de la importancia que esto tenía”, dice.
Hoy son los jóvenes quienes llevan la bandera del cuidado del ambiente. ¿Son conscientes de esta solución climática que encontraron?
Agustina: Siempre lo tenemos presente. En cuanto supimos lo que era el dengue, nos interiorizamos en el tema, acerca de los síntomas y de qué manera poder combatirlo, aceptamos completamente llevar a cabo un proyecto de este estilo. En base a eso, empezamos a tener un montón de conciencia y también intentamos transmitir esa misma conciencia a los demás jóvenes. Es algo muy productivo y que también ayuda al crecimiento del futuro, porque los jóvenes, sinceramente, somos de cierto modo el futuro de lo que se viene y lo que la gente espera de nosotros. Pero como se espera de nosotros, también el ambiente lo espera, porque hubo muchos años donde fue muy maltratado y hoy en día estamos viviendo los resultados de eso. Darse cuenta de ciertas decisiones que tomamos acerca del cambio climático y un proyecto como este también nos ayudó a poder ver más allá.
1) Repelente en spray, el primer producto contra el dengue
De los cuatro tipos que fabrican, Agustina sostiene que el repelente en spray es el más sencillo de hacer. Tiene una base de agua y alcohol, y a eso le agregan esencias naturales. Las principales son citronela, eucaliptus y lavanda. “A nosotros nos gusta decir que son esencias que no le gustan al mosquito”, agrega.
2) Repelente en barras que funcionan como un sahumerio
Las barras están hechas a base de agua, maicena y aserrín. Mezclados los tres, forman una pasta, que es la misma pasta que se usa para hacer sahumerios. Una vez hecha la mezcla, tiene un proceso de secado natural completamente al sol. Eso implica que, si el clima no acompaña, la producción de las barras se dificulta. Una vez transcurrido el proceso de secado, le agregan la citronela, y luego a esperar otro secado más.
“Todo creo que lleva su proceso, y este fue el que más nos enseñó que sí, que completamente había que tener cierta paciencia para poder llegar a lo que nosotros estábamos esperando”, expresa la alumna.
3) Repelente en tabletas de plantas naturales
Para fabricar las tabletas, que son de cartón y tienen un tamaño de 15×3 cm., se cocina un caldo con diferentes plantas naturales como lavanda, eucalipto, menta, entre otras. Las plantas se hierven dentro del caldo, y después sumergen las tabletas de cartón allí dentro. Una vez que se seca se agrega la citronela, y nuevamente a esperar que se seque.
La ventaja de estas tabletas es que pueden colocarse en los aparatos electrónicos de las marcas convencionales. Si no, se pueden encender de abajo hacia arriba y se va consumiendo, funcionando tal cual lo hace un espiral.
4) Repelente en crema, el más divertido de todos
El cuarto producto es la crema. Su proceso de producción, admite Agustina, le saca muchas sonrisas a los alumnos porque deben manejar una batidora y resulta muy divertido. Es muy sencilla de hacer: se bate todo con una procesadora y luego no hay más que ir llenando los frascos.
5) Repelente para la ropa
La idea de este repelente, que todavía no están fabricando pero comenzarán pronto, es un enjuague para la ropa. Está pensado para aquellas personas que realicen tareas expuestas completamente a los mosquitos.
Aplastando al dengue ya lleva producidos más de 230 repelentes en spray, más de 600 frascos de crema, más de 6600 tabletas y unas 1200 barras. Las pequeñas dimensiones de la sala de la escuela en la que establecieron el taller no son un impedimento. El impacto social en su comunidad y la solución ambiental son motivos suficientes para continuar.
Mariana reflexiona: “El trabajo desinteresado de los chicos, la humildad y la responsabilidad con la que trabajaron, eso fue el producto final”.
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